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Pilar Rahola gana el Ramon Llull con una novela sobre la convulsa Setmana Tràgica

‘Rosa de cendra’ evoca una época que "funciona como espejo inverso del momento actual”, dice la tertuliana

Carles Geli
La ganadora del Premi Ramon Llull 2017, Pilar Rahola.
La ganadora del Premi Ramon Llull 2017, Pilar Rahola. EFE

Una mirada llena de contradicciones sobre uno de los episodios más controvertidos de la historia de Barcelona, la Setmana Tràgica de 1909, y que puede funcionar como “espejo inverso” de la situación sociopolítica actual a partir de tres personajes ideológicamente opuestos de una misma familia, ha permitido a la periodista Pilar Rahola ganar, con la novela Rosa de cendra, el 37º Premi Ramon Llull de les Lletres Catalanes. Convocado por el Grupo Planeta, es, entre los galardones a obras escritas en catalán, uno de los mejor dotados (60.000 euros) y de mayor difusión internacional, puesto que comporta también su publicación en castellano y francés.

 “Aquel episodio recuerda en lo político y en lo económico al momento actual, se pueden hacer paralelismos peculiares, pero mi intención ha sido tejer una historia familiar puramente literaria, no tomo partido por ningún personaje”, insistía ayer Rahola, consciente de su peso mediático y de su faceta como vehemente tertuliana y opinadora alineada con las tesis independentistas.

Bajo esa premisa, Rahola (Barcelona, 1958) refuerza que Rosa de cendra (“un homenaje al epíteto Rosa de foc con el que los anarquistas definieron la Barcelona de aquella época”) es una continuación de su segunda y hasta ahora última novela, Mariona, que terminaba cuando esta despedía a su nieto que embarcaba destino a la Guerra de Cuba. En la novela ganadora, ese nieto es una de las tres grandes voces de la obra, al volver oscuramente marcado de ese conflicto. Otro de los miembros de la familia es un anarquista, amigo del pedagogo Ferrer y Guardia, creador de la Escuela Moderna y después fusilado en Montjuïc y al que además Rahola añade su inclinación homosexual, “una condición terrible, pero que me permite introducir también una mirada femenina”. La tercera mirada del poliedro social que caracteriza la época está en otro personaje familiar que es miembro de la catalanista Solidaritat Catalana, amigo de Cambó y Prat de la Riba...

“Fue un momento de contradicciones profundas en la sociedad catalana, con el inicio del sindicalismo y el catalanismo político ascendente, el populismo de Lerroux, la construcción del Palau de la Música y la apertura de la Via Laietana... Y en ese contexto están mis personajes, por los que no tomo partido; aquí huyo de la opinión”, apuntó la autora sobre un libro en el que asegura que ha trabajado “casi cinco años” por lo que respecta a la documentación histórica: “no he leído ni una sola novela al respecto; todo han sido ensayos”.

En la que es su cuarta novela tras una primeriza Aquell estiu color de vent (1983) y las más recientes y consecutivas El carrer de l’embut (2013) y la exitosa Mariona de hace apenas tres años (“no me he presentado a premios hasta ahora porque pensaba que tenía que picar piedra como escritora; ahora ya creo que me puedo poner el vestido de gala que es un premio como este”), admite, sin embargo, que la lectura de esa Barcelona en la que se acabó quemando conventos y alzando barricadas y, por extensión, la Cataluña de la época, permite hacer similitudes con la actualidad. “Las guerras internas del catalanismo encabezado por Solidaritat Catalana recuerdan mucho las tensiones de Junts pel Sí; o la participación de republicanos y federales en ese catalanismo; o los movimientos alternativos de la época evocando los antisistema; y el del españolismo del momento, al de Ciutadans..., pero no ha sido buscado ni tomo partido”, insiste.

Asidua de las tertúlias audiovisuales, en especial de las vinculadas al Grupo Godó --para el que escribe asimismo desde La Vanguardia--, se da la circunstancia de que Rahola sucede en el galardón al también periodista del mismo grupo Víctor Amela, que ganó con La filla del capità Groc. El perfil mediático de ambos, así como el del ganador de 2015, Xavier Bosch (de nuevo periodista y relacionado con ese conglomerado comunicativo), refuerza la tendencia de estas últimas ediciones del galardón (que arrancó en 1981 y que ha llegado a reconocer a autores como Joan Perucho, Pere Gimferrer, Terenci Moix o Baltasar Porcel) de cuidar especialmente la popularidad de los premiados. Una manera de garantizar unas ventas en el endeble mercado del libro en catalán que compensen la inversión de la cuantía de la bolsa del premio literario.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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