La soledad del lienzo
La exposición de Javier Aramburu consta de una única obra, dedicada al mártir san Sebastián
Javier Aramburu se expone sin exponerse. Es su obra la que habla por él. Una única obra, un imponente óleo sobre lienzo que muestra la figura del mártir san Sebastián que irradia placer y dolor a partes iguales. El enigmático artista donostiarra presenta el cuadro San Sebastián, una interpretación contemporánea del santo que da nombre a la ciudad, un lienzo que desprende tantas emociones como pinceladas ha dado el autor. Fiel a su obsesión por la discreción y el anonimato, el pintor ha estado ausente en la puesta en escena de su obra.
Aramburu (San Sebastián, 1966) no había expuesto nunca en su ciudad natal. Ha elegido un óleo de 260 centímetros de largo y 160 de ancho para mostrar con "destreza" artística la imagen de san Sebastián yacente, un cuadro descorazonador que da pie a realizar múltiples lecturas, según ha explicado el comisario de la exposición, Álvaro Matxinbarrena. El cuadro muestra a un san Sebastián yacente, completamente desnudo, colgado de un árbol y sujeto de las manos por una soga, con los orificios sangrantes en un sobaco y encima de la ingle.
Aramburu desarrolló, junto con Iñaki Gametxogoikoetxea, una de las vertientes más seductoras del llamado Donosti sound. Tras una larga trayectoria en el mundo de la ilustración y el diseño gráfico, siendo portadista de grupos musicales como Los Planetas y de músicos como Andrés Calamaro, Kiko Veneno o Compay Segundo, Aramburu se ha abrazado a la pintura, hasta convertirse, según Matxinbarrena, en "uno de los artistas más importantes de su generación a nivel nacional". Todo en ekl trabajo pictórico de Aramburu está muy cuidado, hasta el mínimo detalle.
San Sebastián es fruto de un año y medio de trabajo y muestra a "un san Sebastián pagano" que mezcla "placer y dolor". El lienzo, donde manda el clasicismo, es una revisión de la figura de uno de los santos más representados en la historia de la pintura, muerto en el siglo III por defender sus ideas tras ser obligado a elegir entre renunciar a las mismas o morir. "El cuadro es una especie de derrumbamiento", ha comentado el comisario de la muestra, a cuya presentación no ha acudido el autor. "Aramburu es un defensor de la imagen y no de la palabra!", ha añadido.
El cuadro ocupa la parte central de la sala de exposiciones. En un lateral también se expone el retrato de su madre, a quien está dedicada la muestra, que permanecerá abierta hasta el 4 de marzo. La escenografía simula una capilla vascofrancesa: la sala está en penumbra, con una luz dirigida al único motivo artístico de la exposición. "El cuadro está solo y parece que levita; invita a la intriga y al recogimiento", ha explicado Matxinbarrena.
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