La precaria vida del ‘off’ madrileño
El documental 'Con la cuchara en el bolsillo', que se estrena hoy, analiza la escena teatral alternativa madrileña
En el mundo del teatro alternativo pintan bastos, como casi siempre. Las profesiones teatrales han vivido tradicionalmente sobre terrenos inestables y precarios, con sus cuitas y sus carromatos; hoy, a pesar del llamado boom del teatro alternativo madrileño, la cosa sigue discurriendo cuesta arriba: multitud de salas que se reparten un público limitado (han cerrado por diferentes motivos El Sol de York, Kubik Fabrik, Biribó o, la más reciente, Labruc), alto Iva cultural, dificultades administrativas, poco dinero, mucho tesón… el teatrero camina sobre la cuerda floja.
El documental Con la cuchara en el bolsillo, dirigido por Benjamín Jiménez de la Hoz e Iván Cerdán, que se estrena hoy en Cineteca, ahonda en el mundo del off, poniendo esta vez el foco en las compañías independientes antes que en las salas que normalmente han copado el foco (solo aparece aquí la sala Nave 73). Entre ensayo y ensayo van relatando su peripecia miembros de Snomians, Nuevenovenos, Hedonistas, Teatro de Acción Candente, Lo que voy a hacer con mi vida o el performer Candidato Domínguez.
Intentar definir el off es casi cuestión filosófica. Para algunas compañías es un espacio de creación experimental, para otras un lugar en el que esperar el salto a los grandes teatros públicos o privados. ¿Se está en el off porque se quiere o porque es la única alternativa? Depende. “Yo no estoy aquí esperando a que me salga otra cosa, hago esto porque es lo que quiero hacer”, explica en el documental Marcos García, de Snomians, “pero muchas veces en el off falta experimentación y se trata simplemente de teatro convencional hecho con poco dinero”.
“A pesar del boom del teatro alternativo no puede decirse que se haya producido una revolución en la forma de hacer teatro”, dice el codirector Jiménez de la Hoz, “en el futuro no podrá hablarse de una ola de teatro madrileño que sea reconocible”. Este fenómeno, pues, se podría considerar más como algo cuantitativo (hay mucho) que cualitativo (es diferente). La buena noticia es que en este circuito es común la utilización de textos de autores contemporáneos, algunos de los cuales van dando el salto a los grandes teatros.
Aunque en el resto de profesiones artísticas también existe dificultad para ganarse la vida (es improbable vivir del arte o la literatura, imposible de la poesía) el colectivo teatral es uno de los más reivindicativos a la hora de denunciar su situación. “Los actores siempre han tenido que realizar otras actividades”, explica Eva Redondo, de Nuevenovenos, “ahora, con la crisis generalizada, esos otros trabajos también son precarios y eso aumenta la desprofesionalización del teatro”.
Por lo demás, en este mundillo siempre están presentes, sobre todo en los comienzos, los cantos de sirena del éxito y la fama: no hay nadie más famoso que un actor famoso, con permiso de ciertos futbolistas. “Se vende la moto del cine, de Hollywood, de las series”, dice Clemente García, de Snomians, “la realidad es que este es un mundo muy jodido y vivimos en un mar de dudas”. Otros participantes en el documental son el editor Fernando Olaya, de Esperpento Ediciones, el actor Adolfo Diego Ortega o el periodista Julio Castro.
¿Existen maneras de mejorar la existencia de estos artistas? “Hace falta una unión entre compañías y también entre las diferentes profesiones (actores, taquilleros, técnicos, etc) para reivindicar mejores condiciones, la creación de nuevos públicos (por ejemplo mediante campañas de sensibilización), el uso de espacios públicos infrautilizados para albergar ensayos, abrir los teatros públicos a estas compañías, cambios legislativos para facilitar la existencia de pequeñas empresas teatrales, rebajar el Iva cultural y la cuota de autónomos, etc”, enumera Jiménez de la Hoz, “se pueden hacer cosas, nosotros queremos ser optimistas”.
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