Jerez vuelve por Navidad
El espectáculo Zambomba flamenca reúne a artistas como Diego Carrasco, María Terremoto o Tomasito
Diego Carrasco (Jerez de la Frontera) rasguea su guitarra Conde mientras entona la receta para celebrar una Zambomba flamenca navideña: “No hace falta tener mucho: un poquito de puchero, un poco de pavo y a cantar y compartirlo con los vecinos”. Carrasco, de 62 años, es una institución del flamenco; un jerezano elegante, salao, simpático, y amontillado. Junto al cantaor, María Terremoto, jovial, ojos infinitos, pestañas de terciopelo y una voz que derrite el hielo.
Los dos artistas representan a dos familias musicales de enjundia. Son el pasado, el presente y el futuro del flamenco. Pero no vienen solos a actuar en Madrid. Vienen acompañados de otros 12 artistas —como Tomasito o Chelo Pantoja— para inundar el Teatro La Latina por tercer año consecutivo con el espectáculo Zambomba flamenca, que se celebra del 19 al 30 de diciembre (entradas desde 20 euros).
Un elenco de artistas que transforma el escenario en un auténtico patio andaluz donde se desarrolla la Navidad al más puro estilo flamenco. En resumen: “Los villancicos tradicionales pasados por el filtro de Jerez”, se ríe el guitarrista y cantaor.
El origen de la fiesta de la Zambomba se remonta al siglo XVIII, coincidiendo con la época previa a la Navidad. Desde esa época, los patios de los barrios más flamencos de Jerez de la Frontera, y de los pueblos de la provincia de Cádiz, organizan reuniones de vecinos y familias alrededor de una candela donde cantan y bailan los villancicos de antaño acompañadas de alegres palmas y jaleos que suenan al son de la guitarra flamenca y del característico instrumento que da nombre a esta popular fiesta. “Recuerdo a mi abuela cantando con la botella de anís y cocinando para la familia y los vecinos”, cuenta Carrasco.
María Terremoto (Jerez de la Frontera) es la benjamina del elenco de artistas. Con tan solo 16 años, lleva una carrera meteórica. Este año ha recibido el Giraldillo Revelación otorgado por la Bienal de Flamenco de Sevilla, la cita más importante del género. “Llevo un año y medio dedicándome por completo a cantar. Pero no tengo prisa, voy poco a poco”, afirma.
Su tío, Diego Carrasco, la pone en un altar: “Ella es muy humilde y es una promesa firme del cante puro”. Porque la pureza, según el guitarrista, escasea: “Ahora mismo no hay más de tres o cuatro cantaores puros”, señala. Y el camino de la ortodoxia es complicado”, añade.
Luis Miguel Fernández, productor del show, señala que es un momento importante en el mundo del flamenco porque se produce un relevo generacional entre las dos familias. “Unimos a dos generaciones de artistas muy importantes”, cuenta Fernández.
“Nos traemos de Jerez un poquito de nuestros cardos y un poquito de manzanilla y no sabes lo bien que lo estamos pasando”, dice Carrasco. “La Zambomba Flamenca es una tradición nuestra y que traemos a la capital con mucha ilusión”, concluye. Es de tal la importancia que la Junta de Andalucía ha acordado inscribir la popular fiesta en el Catálogo General del Patrimonio Histórico.
