Criar con una mano y tomar apuntes con otra
Un programa permite a madres acudir a cursos de formación con sus hijos
Elegir entre cuidar a su hijo o seguir trabajando no entraba en los planes de Gema García, una educadora social de 36 años. “Cuando me quedé embarazada me invitaron a dejar el trabajo seis meses antes de los previsto”, relata. Madre lactante, parada y sin ayudas, se inscribió en un programa formativo de Barcelona Activa. “Para mi sorpresa me llamaron”, explica. Ahora comparte aula cinco horas al día junto a su hijo Nahuel.
Como Gema, otras dos madres se han beneficiado de este proyecto piloto impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona y dirigido a 20 mujeres emprendedoras. Trabajarán durante 12 meses en la creación de cooperativas y asociaciones que les permitan acceder al mercado laboral. “Una apuesta por la economía feminista que servirá de modelo para otros proyectos”, explica Laura Pérez, regidora de Feminismos y LGTIB.
Una madre soltera, que prefiere ser identificada como María, también probó suerte. “No me aceptarán. Tengo una niña y tendré que venir siempre con ella”, se dijo a sí misma. Pero Barcelona Activa también la llamó. “Íbamos a ser tres madres. Preguntaron al resto de compañeras si tendrían problemas en que pudiéramos asistir con nuestros bebés. No pusieron ninguna pega", cuenta satisfecha esta economista de 41 años mientras amamanta a su hija Nila, de 7 meses. “Ahora estoy embarcada en un proyecto de economía colaborativa con mi niña al lado”, explica María, quien confiesa estar tirando de ahorros y de ayudas familiares para poder llegar a fin de mes. “Trabajé más de 20 años en Italia, Alemania y Sudamérica, lo que no me permitió ser madre antes de los 40”, dice.
“La idea es criar como queramos sin renunciar al trabajo”, asegura Gema García en relación al dilema que afecta a muchas mujeres de elegir entre la profesión o la maternidad. Una desagradable tesitura, agravada por la crisis. “Cuando empiece a comer por sí sola dependerá menos de mí, pero hasta entonces, la necesito a mi lado sin renunciar a nada”, explica García. En España, la baja por maternidad es de cuatro meses, insuficiente para las madres que deciden alargar la lactancia hasta los seis, como recomienda la OMS.
El horario es de cinco horas diarias, con una pausa de 15 minutos. Mientras se imparte el curso, Nahuel y Nila juegan y duermen sobre una manta, en el suelo. Cuando lloran, algunas compañeras cogen a los niños y les calman. Si tienen hambre, las madres les dan el pecho y la clase sigue con normalidad. “Con 20 mujeres es mucho más fácil, este programa lo estamos construyendo entre nosotras”, dice María mientras Nila, su hija, corretea por la sala.
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