La fiscalía pide 15 años para el autor de 1.884 llamadas y mensajes a su expareja
El hombre consiguió hacer una copia de la llave del domicilio de la víctima donde entró para agredirla en dos ocasiones
El 10 de mayo de 2016 el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de A Coruña ordenó prisión provisional para J.M.A.O., tras ser detenido por la policía cuando había allanado por segunda vez el domicilio de su expareja para agredirla después de que la víctima hubiese decidido cortar la relación. Terminaba así un año de hostigamiento y de continuas amenazas que quedaron reflejadas en el teléfono móvil del presunto acosador. La Fiscalía pudo acreditar hasta un total de 1.884 llamadas y mensajes que realizó el acusado durante 11 meses con el propósito de que la víctima reanudase con él la relación.
El hombre, que todavía se encuentra en prisión provisional por estos hechos, con la prohibición adicional de comunicarse por cualquier medio con su expareja, será juzgado el miércoles en la Audiencia de A Coruña y se enfrenta a 15 años de prisión y a indemnizar a la víctima con más de 20.000 euros y al Sergas por los gastos de asistencia médica que esta precisó por las lesiones causadas en los dos ataques de los que fue víctima.
El acusado “adoptó un comportamiento rayano en la obsesión”, señala la Fiscalía, del que fueron ejemplo los múltiples incidentes que provocó cuando su pareja decidió romper la relación en diciembre de 2014, a raíz de una violenta discusión que mantuvieron a la puerta del domicilio de la víctima, donde él la esperaba constantemente para decirle que “no permitiría que lo engañase”.
Días después del incidente, él le pidió perdón y la mujer accedió a seguir manteniendo una relación de amistad, “creyendo que de esa forma sería más fácil que se olvidase de ella”, relata el escrito de acusación del fiscal. Sin embargo, la situación empezó a empeorar progresivamente, sobre todo a partir de febrero de 2015, cuando él la esperaba merodeando en torno a su casa para repetirle “que no lo engañase, que tenía una pistola y una llave maestra para poder entrar en la vivienda”.
Después de dos episodios de hostigamiento en locales públicos a raíz de que el acusado viese a la mujer con un amigo, el detenido logró, aunque no se sabe cómo, hacer una copia de las llaves del domicilio de la víctima. El 7 de mayo pasado, la policía nacional recibió la llamada de una amiga de la mujer que entró en la casa en el momento en el que el acusado la estaba golpeando violentamente. No pudo ser detenido porque logró escapar por la puerta trasera.
Pero al día siguiente el acosador volvió a la carga. A las ocho de la tarde entró de nuevo en la casa y comenzó a agredirla con empujones y patadas mientras impedía que la víctima pudiese escapar. Para evitar que se oyesen los gritos de la mujer, puso la televisión a todo volumen e intentó desconectar el sistema de alarma, lo que hizo que esta se activase y el ruido pudiese alertar a los vecinos, que avisaron a la policía que esta vez sí pudo detenerlo.
El acusado alegó que en el momento de los hechos sufría una minusvalía del 65% por un diagnóstico previo de esquizofrenia residual. “No obstante, tras los reconocimientos forenses no se apreció una limitación de sus capacidades cognitivas y volitivas derivada de tal padecimiento y vinculada a los hechos descritos”, concluye el informe de la Fiscalía.
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