‘Vali’, el perro “sin sangre en las venas” que volvió a vivir, encuentra familia
El can de 10 años que fue rescatado agónico en una finca de Pontevedra tras un mes sin comer emprende el viaje a su nueva vida en Alicante
Con el primer temporal del otoño, envuelto en un abrigo de lana verde que le tejió una voluntaria, Vali, el perro que llegó sin nombre y "sin sangre en las venas" al refugio de Cambados (Pontevedra) el pasado 22 de agosto ha empredido hoy el camino de 12 horas de asfalto que lo separa de su nueva buena vida en un lugar que huele a chocolate. Después de ser rescatado cuando ya no era más que un saco de huesos rubio y blanco, con hambre de al menos un mes e incapaz de tenerse en pie, la repercusión del caso en la prensa y las redes sociales sirvió para que muchas familias quisiesen adoptarlo. Al final, la duda estaba entre un hombre que ofrecía pagarle el billete a Florida (Estados Unidos) y una mujer que le daba hogar en La Vila Joiosa. Es esta localidad de Alicante, que se inunda cada mañana del aroma que desprende la fábrica de Valor, desde donde ayer viajaron en coche María Jesús Sanz, su sobrina y una amiga para llevarse a Vali para siempre.
Chus, que ya cuida a Greta Garbo, una perra que adoptó también famélica hace años, le ha preparado un ajuar completo: "Dos chubasqueros, dos arneses para el coche, dos collares, dos correas, mantas, toallas y un par de camas" en distintas habitaciones de su casa cercana al mar. Allá seguramente no necesitará el grueso abrigo que hoy lleva puesto para compensar la falta de grasa corporal en el frío del refugio. A sus aproximadamente 10 años, Vali va a tener por primera vez todos los mimos "pero sin perder de vista que es un perro y como tal quiere vivir", promete su adoptante. Del humano que lo dejó tirado este verano en una finca del municipio pontevedrés de Meis, y sobre el que se pidieron sin éxito pistas, el Seprona nunca llegó a saber nada.
"Pero le deseo que sufra lo mismo que sufrió Vali", reconocía esta mañana la alicantina durante el primer paseo que daba por el campo con su perro, la última excursión de sábado entre viñedos del can gallego con 50 compañeros de su especie y otros tantos colaboradores de la protectora. En Cambados hay un montón de animales que aún aguardan su momento de fortuna, pero que no encajan con el ideal de mascota de tienda porque son mayores o están enfermos. Al lado de Vali caminan al ritmo que pueden un sabueso con los pies retorcidos por una atrofia del crecimiento y una labradora deformada por vivir un año entero dentro de una bodega, confinada en una jaula de un metro de lado. Delante de la manada, trota con empeño un can con ruedas traseras. Apareció atropellado, con la columna partida, y poco a poco se recupera gracias a dos inyecciones de células madre que le han puesto en A Coruña.
Vali fue localizado por un vecino en una parcela abierta. El pointer llevaba tanto tiempo sin comer (aproximadamente un mes, determinó el veterinario) que era casi imposible extraerle sangre para un análisis y durante los primeros días sus heces eran solo paja: lo único que había podido llevarse a la boca para sobrevivir. Era incapaz de sostenerse en pie y no tenía fuerzas ni para ingerir alimento. La directora del refugio, Olga Costa, asegura que si este vecino se lo hubiese topado un día después "ya estaría muerto" por la desnutrición y la deshidratación severa. En la protectora de Cambados nunca vieron un caso de abandono tan extremo. Como consecuencia del tiempo que pasó latiendo a duras penas, sin apenas sangre que bombear, su corazón se averió sin remedio. Vali está completamente sordo y tiene un soplo que es el que al final determinó que no volase a Florida y Chus lograse su propósito de llevárselo a Alicante. "Desde aquel día en que vi su foto en Internet, siempre supe que iba a estar conmigo".
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