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Participación

2,7 millones de vecinos de Madrid podrán votar en la primera consulta popular

Los vecinos votarán en febrero dos propuestas ciudadanas sobre transporte y sostenibilidad

Un autobus en Madrid.
Un autobus en Madrid.Alvaro García

El Ayuntamiento celebrará en febrero su primera consulta ciudadana de la época de Manuela Carmena (Ahora Madrid). Los madrileños podrán votar dos propuestas vecinales: una, crear un billete único para el transporte público, y otra, sobre medidas para hacer de la capital una ciudad sostenible. Estas son las únicas iniciativas que han alcanzado los 26.000 apoyos (el 1% del censo) necesarios para llegar a consulta. El gasto estimado para las votaciones puede alcanzar los 600.000 euros.

La suerte de la democracia directa en Madrid está echada. La primera consulta ciudadana sobre propuestas vecinales se celebrará entre el 13 y el 19 de febrero, y llamará a votar a los 2,7 millones de ciudadanos mayores de 16 años empadronados en la ciudad. Las dos propuestas que se votarán serán una iniciativa para crear un billete único para todo el sistema de transporte urbano (con validez de una hora y media) y un paquete de 14 medidas para convertir a la capital en una ciudad integralmente sostenible. Durante esos días también se elegirá el proyecto para la remodelación de la plaza de España.

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Los madrileños podrán votar tanto por Internet como en espacios públicos cedidos por el Ayuntamiento. El Consistorio también garantizará el voto por correo para reducir la brecha entre electores digitales y analógicos, según aseguró el edil de Transparencia y Participación, Pablo Soto.

El gasto previsto para celebrar la consulta es de 100.000 euros, aunque en caso de elevada participación el desembolso podrá llegar a los 600.000. "Como ciudad, [esa participación] sería una alegría", comentó el edil, quien subrayó que todo el material que se utilizará para las consultas de febrero (desde las urnas hasta los carteles) se reutilizará en las próximas votaciones. Soto también incidió en que el Ayuntamiento será "neutral" y compartirá sus recursos para que los ciudadanos puedan tener acceso al máximo de información sobre los procesos consultivos.

"El sistema representativo necesita ser complementado con democracia directa", dijo el edil para explicar la filosofía que subyace en la apuesta del gobierno de Manuela Carmena por las consultas ciudadanas, y que, en opinión de Soto, se remonta al 15-M.

Las dos propuestas han sido las únicas que, de momento, han superado el umbral de los 26.000 apoyos necesarios para llegar a consulta, registrados en el portal del Ayuntamiento Decide Madrid. Inicialmente, el gobierno municipal fijó un límite mínimo del 2% del censo, pero en julio rebajó ese umbral al 1%. En opinión de Soto, el nivel de participación alcanzado es satisfactorio y coloca a Madrid en una posición de vanguardia con respecto a otros ejemplos de consulta, como los de Suiza.

La iniciativa que aboga por convertir Madrid en ciudad sostenible incluye 14 puntos sobre gestión de residuos, electricidad o movilidad urbana. La otra propuesta, relativa al billete único para el transporte, choca con el hecho de que la competencia le corresponde a la Comunidad, a través del Consorcio Regional de Transportes. Pero Soto está seguro de que, en caso de recibir el voto favorable de los ciudadanos, el valor político de la consulta será "incuestionable".

En ese sentido, el edil se comprometió a avalar siempre lo que decidan los ciudadanos, hasta el punto de plantearse su dimisión en caso de que finalmente en el pleno su partido tumbase esas propuestas: "Me comprometo a abandonar mi cargo si no cumplo con este compromiso", afirmó.

El proceso no necesitará cuórum

La consulta municipal que se celebrará en febrero no necesitará cuórum; es decir, un porcentaje mínimo de participación para que el proceso consultivo se considere válido.

Los miembros del equipo de gobierno sostienen que para ellos las votaciones serán políticamente vinculantes, a pesar de que falte ese requisito de participación.

El concejal de Ahora Madrid, Pablo Soto, sostuvo que, a menudo, el cuórum sirve para boicotear un proceso electoral: "A quienes están en contra de una propuesta les sale más rentable no ir a votar que votar en contra".

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