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Jaroussky seduce con Bach en su debút en el Palau

El contratenor estuvo acompañado por la Orquesta Barroca de Friburgo

El contratenor Philippe Jaroussky durante su actuación en el Palau.
El contratenor Philippe Jaroussky durante su actuación en el Palau.Lorenzo di Nozzi

Casi al final de velada, tras una primera parte anodina, saltó la chispa de la emoción y Philippe Jaroussky tocó el cielo en su debut en el Palau de la Música con una bellísima interpretación del aria central de la Cantata Ich habe genung, BWV 82, de Johann Sebastian Bach. La expresividad y la sensibilidad del famoso contratenor francés encontró en la austera belleza bachiana el vehículo ideal para su canto más intimo, arropado por la perfección instrumental y la delicadeza sonora de la Orquesta Barroca de Friburgo, dirigida por Petra Müllejans.

Para un artista acostumbrado a despertar pasiones con el furor vocal de la ópera barroca y el repertorio de los castrados, cantar, por primera vez en su carrera, cantatas de Bach y Georg Philipp Telemann en alemán supone un desafío musical y estilístico que entraña no pocos riesgos. A este repertorio ha dedicado su nuevo disco, junto a la orquesta de Friburgo y, de hecho, su bautismo concertístico en el templo modernista, en el ciclo Grans Veus de Palau 100, forma parte de la gira de presentación de su última grabación, consagrada a los dos grandes compositores barrocos alemanes.

Philippe Jaroussky

Philippe Jaroussky, contratenor. Orquesta Barroca de Friburgo. Petra Müllejans. Palau. Barcelona, 14 de noviembre.

A pesar de la cálida acogida de un público deseoso de verle en acción -Jaroussky tiene una legión de fans en Barcelona que no olvidan sus gloriosas veladas en el Liceo y el Auditori-, la primera parte del concierto transcurrió en un clima de frialdad y asepsia musical. El cotizado contratenor no tiene ni los graves ni el color ni la fuerza dramática que requiere esta música, y su dicción alemana, débil y poco incisiva, tampoco ayudó a la hora de transmitir las emociones.

Se disfrutaron, pero sólo a ráfagas, momentos de gran musicalidad y pureza vocal, pero en este repertorio sacro convenció más la experimentada orquesta alemana que el célebre solista; la calidad de la formación barroca con instrumentos de época que lidera con maestría la violinista Petra Müllejans - una de las mejores del mundo- brilló tanto en las oberturas como en el delicado acompañamiento; también rayó a gran altura la oboista solista Ann-Kathrin Brüggemann.

La plena sintonía artística con los músicos de Friburgo permitió saborear detalles de gran refinamiento y virtuosismo, pero el carisma de Jaroussky sólo emergió en su plenitud con Bach: la música llegaba al público con más naturalidad y emotividad, y la delicadeza del canto, rico en matices, conquistó el Palau. Tras repetir, como primera propina, un aria de Telemann, apostaron por el encanto de Bach para cerrar la velada con una preciosa interpretación del Laudamus Te, con solo de violín, de la emblemática Misa en si menor.

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