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Los pescadores de Barcelona dicen que su lonja es la peor de España

El Puerto de Barcelona atrasa hasta 2019 la puesta en marcha de las nuevas instalaciones pesqueras

Alfonso L. Congostrina
El edificio rojo de la cofradía será derribado este mes de noviembre.
El edificio rojo de la cofradía será derribado este mes de noviembre.Carles Ribas

“El Topacio está entrando en puerto”, alerta Montse Piqueras, la secretaria de la cofradía de pescadores de Barcelona, mostrando un punto rojo en su móvil. La aplicación portátil marca la posición de las embarcaciones y las transforma en un intermitente que corretea por el muelle de pescadores, una zona pendiente de derribo que luce desde hace años la etiqueta de provisional.José Manuel Juárez, el patrón mayor, máximo responsable de la cofradía, lamenta: "Es vergonzoso que Barcelona tenga la peor infraestructura pesquera de toda España".

Mientras, los operarios del Topacio descargan, tras una noche en vela, decena de cajas de boquerones. Hay miradas, de esas telepáticas, entre los operarios del mar y los mayoristas que se acercan a la embarcación. Un torero transporta la mercancía hasta la lonja. Allí, el pescado “fresquísimo” contrasta con un edificio austero, gris y destartalado construido con materiales innobles en mitad del siglo XX. La infraestructura portuaria tiene una característica que no sorprende a los propios pero si a los extraños: Cuando llueve en la calle, también lo hace en el interior de la instalación. Es una ruina. "Si llueve, aquí dentro diluvia", ironiza Piqueras. Los mayoristas supervisan la mercancía y, como instruye la secretaria, “empieza la bolsa”. Móvil en mano cada comprador se oculta de las miradas de sus compañeros y contacta con sus clientes. La subasta está a punto de comenzar.

José Manuel Juárez es el patrón mayor de la cofradía. Esta semana ha puesto rumbo a los caladeros de levante. El marinero conoce los puertos y lamenta: “Es vergonzoso que una ciudad como Barcelona tenga la peor infraestructura portuaria de toda España y parte de Portugal”. La cofradía de pescadores de Barcelona está compuesta por 21 embarcaciones de cerco, 11 de arrastre y dos de artes menores. Entre 295 y 320 personas trabajan a diario en la cofradía “eso sin contar trabajos indirectos como restaurantes, pescaderías, transportistas…”. Tras varios convenios entre la Autoridad Portuaria de Barcelona y la Cofradía, en 2007 estamparon la firma en un acuerdo con la intención de reestructurar la zona pesquera. Unas obras que no acaban de llegar y que todo apunta que como muy pronto verán la luz en 2019. Adolf Romagosa, el gerente de Port 2000 -la empresa de la Autoridad Portuaria de Barcelona que está transformando el puerto industrial de Barcelona- reconoce que ha habido ciertos retrasos.

La sede de la cofradía ocultaba en su interior una fábrica de hielo. Hoy este edificio está huérfano y vacío. Justo detrás, un inmueble austero y gris se ha convertido en la nueva fábrica de hielo. “Faltan los últimos ajustes, nos ha costado mucho colocar allí una estación transformadora nueva. Han sido necesarios una serie de controles muy complejos”, remata Romagosa. La fábrica está en fase de pruebas y no se ha entregado a la cofradía. El gerente confía en derrumbar la histórica sede de la cofradía durante este mes.  Las oficinas han sido trasladadas, hace unos meses, a unos barracones de obra. Una vez derruido el inmueble se construirán “tres cuerpos de edificio donde entre paredes acristaladas tendrá lugar la lonja, las oficinas y las demás instalaciones relacionadas con los pescadores”. También habrá un espacio para un restaurante y una cafetería.

Los pescadores del Topacio descargan cajas de boquerón.
Los pescadores del Topacio descargan cajas de boquerón.Carles Ribas

“Creo que en 2019 ya estarán en funcionamiento, entonces derrocaremos la antigua lonja y allí construiremos un aparcamiento y, quizás, una caseta para que los pescadores puedan vender pescado”, resalta. Lo curioso es que también se abrirá a la ciudadanía una zona que hasta ahora era de acceso restringido. El proyecto incluye un paso público por la calle Escar que conecte con el muelle de pescadores y la torre del reloj. Desde allí unas pasarelas permitirán a los peatones pasar por encima del muelle de Baleares. Allí el paso circulará paralelo al edificio de la lonja que al ser acristalado permitirá a los más curiosos observar la actividad interior. El acceso público llevará a los curiosos hasta el edificio del tinglado de redes, el único que se mantendrá en pie.

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“Solo la fábrica de hielo lleva 17 meses de retraso. Sabemos que la Autoridad Portuaria es la responsable pero el Ayuntamiento no se ha preocupado de nosotros que somos los más débiles. Teníamos especial ilusión en este equipo de gobierno y nos ha decepcionado”, denuncia el patrón mayor. Juárez protesta por el retraso en una infraestructura que utilizan a diario y se muestra conforme con que una vez concluida la obra, la ciudadanía pueda curiosear, al más puro estilo zoológico, la actividad que realizan en el interior. “Queremos que los barceloneses conozcan nuestro trabajo y reclamen el alimento que, a diario, pescamos con nuestras redes”, afirma.

La espera será larga. El primer paso será la entrada en funcionamiento de la fábrica de hielo. El retraso en las obras de la cofradía contrasta con el muelle donde atracan los yates. La empresa OneOcean Port Vell inauguró hace quince días la nueva área. El antiguo muelle de pescadores ya es patrimonio del lujo y hace unas semanas que empezaron a amarrar hasta ocho yates de entre 50 y 80 metros de eslora. El gerente de Port 2000 asegura que la convivencia de pescadores con el OneOcean es enriquecedora para ambos. La cofradía no critica, públicamente, la instalación de lujo que tienen a sólo a unos metros. La controvertida reforma ya ha concluido su fase de expansión y cuenta ahora con una capacidad total de 150 yates.

Las futuras instalaciones pesqueras seguirán la misma estética que el vecino Maremagnun. La secretaria de la cofradía desconfía de que esa estructura sea la más idónea. “Todo acristalado supondrá un efecto invernadero con muchísimo calor en verano”, asegura Piqueras. La subasta del boquerón del Topacio acaba de comenzar. Los mayoristas ríen y desconfían los unos de los otros. La caja de unos once kilos de boquerón acaba de venderse por casi 17 euros. Dentro de la antigua lonja sigue lloviendo.

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