_
_
_
_
_

Mundos trastocados y humor negro en el Espai 13

Ana García-Pineda inaugura un ciclo que da un giro formal y conceptual a la línea del espacio de la Fundación Miró dedicado a la creación joven

Ana García-Pineda junto a una de sus obras que pueden verse en la Fundación Miró.
Ana García-Pineda junto a una de sus obras que pueden verse en la Fundación Miró.Pere Pratdesaba

Esculturas y dibujos llenos de colores, que cuentan historias de personajes extraños y mundos fantasmagóricos, donde las leyes naturales están irremediablemente alteradas, acogen el visitante en el Espai 13 de la Fundación Miró. Desde la primera mirada La ficción es una realidad por suceder, la muestra de Ana García-Pineda (Sabadell, 1982) que abre el nuevo ciclo del Espai 13, a cargo de Jordi Antas, promete una aproximación artística muy distinta a las de los últimos años. Tras dos temporadas de corte conceptual, con propuestas a menudo crípticas, como han sido el ciclo de Ane Agirre y Juan Canela sobre el estado de la educación artística y el de Martí Manen sobre los tempos de la creación, con Jordi Antas el Espai 13 parece volver a proyectos más plásticos y visuales, que no requieren manual de instrucciones para conectar con el visitante y atraparle en sus narraciones.

“En el Espai 13 hay cabida para géneros muy diferentes, siempre que se trate de propuestas experimentales”, asegura la directora de la Fundación Miró, Rosa María Malet. En más de 35 años este espacio ha acogido unas 500 muestras y ha visto el comienzo de muchas carreras importantes de artistas y comisarios. “Su continuidad permite recorrer las prácticas artísticas y curatoriales de las últimas tres décadas”, añade.

Si la temporada pasada se inició con una sala aparentemente vacía, que pretendía interpelar el espectador sobre su propio papel, este año el impacto inicial de las pinturas y las narraciones le impulsa a querer descubrir más y a continuar el relato con su fantasía. “Mi obra arranca del texto. Invento un mundo, lo esbozó en un relato audio y luego realizo los dibujos y las esculturas como una forma de divagar en sus posibilidades. No son ilustraciones, sino un marco visual para la historia”, explica García-Pineda. Sus nueve instalaciones, todas inéditas, materializan otros tantos mundos. Hay uno donde no se nota el paso del tiempo en las personas y otro donde las partes del cuerpo cambian de lugar, lo cual da una nueva visión de la discapacidad y la invalidez. También hay un mundo donde todos son iguales, lo único que cambia es la edad, así que implantes y amputaciones se convierten en una moda para destacar sobre los demás.

La ironía, el gusto por lo absurdo y el humor negro que permean las piezas no quitan nada a las reflexiones que plantean. “Para que sea creíble, una ficción debe tener una cohesión interna sin fisuras, lo cual permite analizar lo real a partir de lo supuestamente irreal”, indica la artista, que con este ejercicio quiere “romper la dicotomía positivista entre verdad y mentira que establece la prepotencia humana”. La muestra, abierta hasta el 6 de noviembre, da inicio al ciclo Un pie fuera. Expediciones y diásporas, comisariado por Jordi Antas, que trata temas de identidad y pertenencia a partir de la experiencia de seis artistas (dos más de lo habitual), que han desarrollado su trayectoria en diferentes lugares y ofrecen una mirada desde la distancia. Después de García-Pineda, el ciclo continuará con Nicolás Lamas, Momu & No Es, Eva Fàbregas, Adrià Julià y Martin Llavaneras.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_