‘Carmela’ se queda gratis en Barcelona
Jaume Plensa cede gratuitamente la escultura instalada desde abril junto al Palau
Desde que el pasado mes de abril se instaló en la esquina del Palau de la Música, dentro de la ya clásica iniciativa de los responsables de este equipamiento cultural de la ciudad de relacionar arte con música, Carmela, la escultura de Jaume Plensa, tenía todos los números para quedarse de forma definitiva. Lo dijo incluso Mariona Carulla presidenta del Palau, en la presentación de la instalación: “Un vecino nos ha preguntado dónde había que firmar para que la escultura se quede para siempre. Puede ser que de esta forma espontánea se quede”. Y sí se quedará. Así lo anunció ayer —tras una convocatoria exprés a última hora de la noche— el responsable de la cultura municipal, el socialista Jaume Collboni, en un acto celebrado en la Sala Millet del Palau en compañía del escultor barcelonés y Carulla. Se habían barajado cifras de coste si se acababa comprándola que oscilaban entre los 500.000 y 700.000 euros, pero la sorpresa es que, al final, Plensa la cede por un periodo de ocho años, renovables, por lo que es fácil que sea para siempre.
A partir de ahora, esta escultura de 4,5 metros de altura de hierro fundido y con rostro de mujer, en concreto de una joven barcelonesa, acabará totalmente integrada en el paisaje de la ciudad y siendo una de las imágenes más fotografiadas por los miles de turistas, también barceloneses, que pasan a diario por esta céntrica zona.
La pieza tampoco se moverá ya que estaba previsto que viajara a Michigan, Estados Unidos, a una exposición con otras obras del artista. “Al final lo he arreglado y mandamos otra obra, lo han entendido”, explicó el escultor durante el acto. “Es muy emotivo que la gente quiera que la pieza se quede”, dijo el artista que mantiene que “Carmela cierra una esquina extraña y liga muy bien las dos entradas del Palau. No hay un sitio mejor para esta obra que el Palau, dialogando con Domènech i Muntaner”, dijo Plensa un reconocido melómano. Los únicos trabajos pendientes son la adaptación de la peana
Collboni aseguró que visitó el taller del artista hace unas semanas con la intención de hablar de esta escultura y mostrar el interés del Ayuntamiento barcelonés por Carmela y con la intención de acabar negociar la adquisición de la pieza. “Después de una larga conversación y de visitar su taller, Plensa dijo que no la vendía, que la cedía en un acto de generosidad enorme”, aseguró el dirigente político.
Cuando se inauguró esta enorme cabeza, se dijo que su permanencia en la calle sería solo por cinco meses, hasta el 18 de septiembre, ya que luego la pieza tendría que cumplir con una gira comprometida con otras obras del artista. Llegado el día se anunció que la fecha se alargaba hasta el 29 de octubre. Fue entonces cuando se supo que Collboni y el Ayuntamiento de Barcelona estaban negociando con el escultor para que la obra se quedara: “Estamos en conversaciones con el artista”, se limitó a asegurar entonces el político. Las conservaciones eran para acabar de establecer un precio por la pieza a la que el Consejo Asesor de Arte Público veía con buenos ojos, se aseguró hace un mes, aunque alguno de los miembros de la misma explicaban ayer a este diario que no habían sido convocados ni preguntados por este tema.
Los barceloneses que, como el vecino que animó a Carulla el primer día, también habían comenzado su propia campaña y habían recogido firmas para que se quedara para siempre, aunque estas no superaban las 1.500, un número ínfimo si lo comparamos con el número de habitantes de Barcelona.
Collboni siempre ha mantenido que la presencia de Plensa en la ciudad debería ser mayor ya que hasta ahora está representado por cuatro piezas de la primera época en la que no están presentes ni sus típicos rostros ni sus esculturas de metal formadas por letras o notas musicales que tanta fama internacional y premios —como el Nacional de Artes Plásticas— le han generado. Del otro proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Xavier Trias nada se sabe. Collboni dijo que no tenía constancia del mismo, aunque desde hace años se habla de él: Tendría 52 metros de alto, estaría situado en el espigón del Gas, entre la playa de la Barceloneta y la del Somorrostro; Plensa donaba la obra pero su instalación podía acabar costando 32 millones de euros. Ayer Plensa se limitó a decir: “Disfrutemos de esta obra antes de hablar de otras cosas”.
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