Colau pone coto a nuevos negocios turísticos y de ocio en Ciutat Vella
La moratoria afecta a bares, restaurantes, consignas, agencias de viajes y locales de alquiler de 'bicis'
Nueva suspensión de licencias de actividad en Barcelona —después de la de hoteles— por parte del gobierno de la alcaldesa Ada Colau, con el objetivo de fijar nuevas reglas del juego: un nuevo plan de usos. Esta vez en Ciutat Vella, donde el consistorio ha congelado la concesión de licencias para locales de restauración y ocio y, la novedad: de negocios vinculados al turismo, como alquileres de bicicletas o segways, agencias de viaje, supermercados 24 horas o consignas.
El distrito de Ciutat Vella, el más céntrico y presionado por el turismo, suma varios planes de usos y moratorias en pocos años. El más célebre fue, en 2010, el que impulsó la concejal Itziar González durante el mandato del socialista Jordi Hereu, que ante la creciente masificación cerraba el grifo a hoteles, bares y restaurantes. El gobierno convergente de Xavier Trias, de la mano del PP, lo volvió a abrir un poco en 2013.
Este viernes, la concejal del distrito, Gala Pin, ha recordado que el programa electoral de BComú prometía un nuevo plan de usos: para reorientar el ocio nocturno por las molestias que causa —“tenemos que ser valientes”, ha dicho— y diversificar la actividad económica y enfocarla al servicio de los vecinos.
Amics de la Rambla, a favor de la suspensión
La asociación de empresarios Amics de la Rambla se mostró ayer favorable a la suspensión de licencias. La principal arteria turística de Ciutat Vella acaba de aprobar su plan de usos y su presidente, Fermín Villar, subrayó que la filosofía de la moratoria dictada para todo el distrito “va en la línea del plan de usos de la Rambla, en el sentido de que el número de licencias actual es suficiente”. “Porque nos ayuda”, dijo, “a equilibrar la oferta”.
Desde Barcelona Oberta, la asociación de comerciantes de los ejes turísticos, su presidente, Gabriel Jené, consideró que la suspensión “no deja de pacificar una cierta invasión de algunos negocios respecto al mix tradicional”. Con todo, rechazó “el intervencionismo, el no y no, la urticaria de Colau hacia la actividad económica”.
De hecho, abrir bares, restaurantes o discotecas ya era prácticamente imposible, pero la nueva suspensión comprende todo el distrito y además no permite rescatar licencias de un local que cierra en una nueva ubicación. Ahora la moratoria afecta también comercios de alimentación, locutorios, servicios de información turística o agencias que en realidad venden entradas, consignas para dejar equipaje —han proliferado sin permisos para ello—, y tiendas de venta o alquiler de bicicletas u otros aparatos de movilidad. La suspensión afecta incluso a la apertura de locales asociativos o tiendas de platos preparados. No afecta, eso sí, al comercio tradicional: librerías, tiendas de ropa o zapaterías, por poner tres ejemplos.
La concejal de Comercio, la socialista Montserrat Ballarín, se ha mostrado partidaria de la moratoria como herramienta previa a un nuevo plan de usos , pero alertó de que hay que hacerlo “con el máximo consenso y diálogo posible”. Costará, vistas las reacciones contrarias de la oposición y de los sectores afectados.
Inicialmente, la suspensión de la concesión de nuevas licencias tendrá una vigencia de un año, el tiempo que el Consistorio prevé para aprobar “un nuevo instrumento urbanístico”. En el caso de los alojamientos turísticos, la falta de apoyo político para el nuevo plan, el PEUAT, obligó a Colau a prorrogar la suspensión, dictada en julio de 2015.
Para redactar el nuevo plan el consistorio ha encargado un estudio sobre el impacto del ruido del ocio nocturno en los vecinos y otro para ver qué hacen otras ciudades para gestionarlo mejor.
"Nos están machacando"
Una de las reacciones más furibundas a la moratoria de nuevos locales de pública concurrencia ha llegado desde la Asociación de Transporte Turístico. “Nos sentimos como Don Quijote contra los molinos. Nos están machacando”, ha lamentado Svetlana Molokhova que recordó que el pasado verano Colau prohibió la circulación de patinetes eléctricos y segways, lo que provocó el cierre de muchos negocios, ha asegurado.
También se han mostrado contrarios a la suspensión el Gremio de Restauración y Fecalon, la Federación de Locales de Ocio. Sobre todo, han dicho, por las formas, porque mantienen abiertas negociaciones con el distrito y se enteraron por la prensa. El presidente del Gremio de Restauración, Roger Pallarols, ha manifestado que “siendo uno de los sectores más afectados, sería bueno aplicar el diálogo” y ha lamentado que “una parte del Ayuntamiento [en referencia a Barcelona en comú pero no al PSC] que no muestra la sensibilidad necesaria hacia pilares económicos” como el sector de los bares y restaurantes. Pallarols entiende que el Gremio y el Ayuntamiento comparten el objetivo de fondo de ordenar, pero rechaza “que no se busque la complicidad con un sector que emplea a 70.000 personas”. “No es forma de dialogar”, ha insistido.
Desde Fecalon, su secretario general, Fernando Martínez, ha criticado que la nueva suspensión “sea la tercera modificación en pocos años” y que sea “tan difícil obtener una licencia nueva en cualquier lado”. La patronal ve la moratoria “como una nueva amenaza al desarrollo” de un sector que asegura que en los últimos años ha hecho muchos esfuerzos en materia de adecuación de los locales a los requisistos de seguridad y reducción de su impacto acústico. “El problema el Ayuntamiento lo tiene en la vía pública, no en los locales. El problema es de consumo de alcohol y lateros, el ruido no se puede imputar a los locales”, ha considerado. Martínez también ha cargado contra las tiendas que están abiertas las 24 horas y venden alcohol. “La media de consumo en los locales de ocio nocturno es de 1,3 copas, está claro que la gente no se emborracha en los locales, estamos hartos de que se nos cuelgue el sambenito”, ha opinado y ha abogado por “crear empleo en un sector estratégico como son los servicios”.
Rechazo de la oposición
Desde la oposición en el Ayuntamiento, el presidente de CiU y ex alcalde Xavier Trias, ha sido tajante: “Aquí se suspende todo. Hay un interés para que no haya crecimiento económico y no se dan cuenta que son las pequeñas y medianas empresas las que tiran adelante esta ciudad. El equipo de gobierno crea una parálisis y aunque no puedan parar por ejemplo el hotel de la torre Agbar lo atrasan todo. Perdemos tiempo y perdemos competitividad, puestos de trabajo…”, ha lamentado.
También la líder de Ciutadans en el ayuntamiento, Carina Mejías, ha acusado a Colau de “prohibirlo todo”. Ha calificado de “arbitraria e innecesaria” la decisión y acusó al ejecutivo de “prohibir negocios legales y mantener permisividad extrema con actividades que no cumplen”. Por su parte, el concejal del PP Javier Mulleras, ha cargado contra Colau por “espantar inversores” y “paralizar la actividad económica, una moratoria más que se suma” a la hotelera, y ha recordado que el turismo supone el 14% del PIB de Barcelona.
Desde ERC, un portavoz ha manifestado: “La suspensión es normal antes de la redacción de un plan de usos. Ahora es preciso que sea el que Ciutat Vella necesita”.
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