Realeza entre flores prestadas
Los carlistas presentan en Barcelona al pequeño Carlos Enrique, su nuevo pretendiente a la corona española
Carlos Enrique de Borbón-Parma tiene cinco meses de edad y es el heredero del carlismo a la Corona española. Holandés como sus padres, Carlos Enrique fue presentado a sus fieles este sábado en Barcelona. Un centenar de carlistas asistieron en el monasterio de Santa Ana a la misa en honor a su Príncipe de Asturias —Leonor es una usurpadora, según repetían los asistentes. El ritual, sencillo, contó con un regalo involuntario: las flores de Marta y Joaquín.
Marta y Joaquín se casaron en Santa Ana justo antes de la celebración carlista. Los novios estaban decepcionados con la parroquia del monasterio. Un mes antes de la boda les informaron de que tenían que avanzar la ceremonia porque había surgido un asunto de última hora. Este asunto era la misa de acción de gracias por Carlos Enrique. Marta y Joaquín tuvieron que informar a los invitados del cambio de horario. El párroco del monasterio también les pidió que dejaran las flores de la boda, que las podrían recoger el lunes, porque así las utilizaría para la misa siguiente.
Los carlistas tenían previsto que la misa se celebrase en la Catedral de Barcelona. A finales de septiembre anunciaron el cambio de ubicación: “Después de la conversación con la Diócesis de Barcelona, y de analizar varias circunstancias, hemos acordado realizar los actos en el monasterio de Santa Ana, en vez de la Catedral”. A la misma hora, en la catedral se celebraba la ordenación de caballeros del Santo Sepulcro. Curiosamente, el monasterio de Santa Ana es la sede en Barcelona de la Orden del Santo Sepulcro.
Miguel Saralegui tiene 61 años, es navarro y es carlista por herencia familiar: “Yo soy Carlos-huguista como mi padre —Carlos Hugo es el abuelo de Carlos Enrique—; yo no voto porque en Navarra ya no hay un partido carlista de verdad”. Saralegui recuerda cuando en la década de los 60 las peregrinaciones a Montejurra reunían a 100.000 personas: “Ahora con suerte llegamos a 300”. Saralegui me presenta a Manuel Fernández, representante del Partido Carlista del País Valencià (PCPV). Fernández insiste que ellos son el carlismo moderno, el no tradicionalista. Asegura que el Partido Carlista es socialista y popular: “El carlismo comparte la causa de los excluidos. Las tierras comunales las privatizaron los liberales. Somos un movimiento de raíz popular”.
Carlos Enrique es el heredero carlista de la corona española gracias a la ley sálica que le da privilegios por delante de sus dos hermanas. Carlos Enrique tiene un hermano, un hijo fuera del matrimonio de su padre, Carlos Javier. La madre de Carlos Enrique es la periodista holandesa Ana María Gualthérie. El padrino del niño es el rey Guillermo de Holanda, primo de Carlos Javier. Los pocos holandeses que acompañaban a la familia real carlista lucían una elegancia burguesa que contrastaba con el costumbrismo de sus fieles españoles, muchos gente mayor encantada de explicar viejas aventuras. Relatos como los que cuenta Pere Gual, jubilado de Badalona y Caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita.
Gual acompaña a Frederic Manel, caballero también y votante d[/TEX]el PCPV. La cruz de caballero se la impuso Carlos Javier en persona en 2012 en un acto en Tarragona. Su bisabuelo combatió a las órdenes de Carlos VII en el Maestrazgo durante la III guerra carlista. Gual, al oír hablar de este pretendiente carlista, pide si alguien sabe cómo se llamaba su perro. “León”, responde otro valenciano. Gual añade que Carlos VII tenía un lobo domesticado que trajo con él a Estella en una reunión con el guerrillero Francesc Savalls. “Carlos VII pidió que le trajeran unos melindros y Savalls creyó que eran para ellos. Pero no, el rey se los dio al lobo”.
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