Retorno a Libertad 8

“Mi guitarra, en realidad / perdió la virginidad / -para bien y para mal- / en el octavo portal / de la calle Libertad”. Un uruguayo llegado hace más de 20 años a España, encontró en un café madrileño la excusa ideal para sentirse como en casa. Tanto, que le dedicó esta canción y volvió a él para enseñar el Óscar que había ganado a la mejor canción original en 2005. Jorge Drexler volverá al Libertad 8, como muchos otros a los que su dueño, Julián Herráiz, ha llamado para celebrar el 40 aniversario del templo de la música de autor. Drexler inmortalizó su primera vez en estos versos, pero ninguno olvida su estreno en este mítico café.

“Me pegué un año yendo cada mes para preguntarle si había escuchado mi maqueta. Él solo me decía: ‘no”. El recuerdo es de Luis Ramiro, uno de los que más veces ha subido a ese escenario. “Al final Carlos Chaouen me invitó a cantar en uno de sus conciertos y cuando bajé fui a por Julián, pero no estaba”. Al final consiguió su fecha en 2001 y Ramiro se acuerda de que aquel día, Tontxu se asomó desde la parte delantera del bar y se emocionó con una de sus canciones. Ramiro tomó nota y diez años después fue él el que invitó a una chica albaceteña a que cantara. Era Rozalén, que también llevaba “cansineando” meses para conseguir su oportunidad en el Libertad 8. “Llevé a mis cuatro músicos de Murcia y llenamos el bar con amigos de Toledo y Cuenca”, cuenta.

En 1989, el año en el que Julián Herráiz comenzó a trabajar en el Libertad 8 como camarero, los cantautores aún no reinaban en este café de Chueca. “Había espectáculo de cabaret, un par de pianistas tocaban a ratos…”, explica. El café había abierto 13 años antes en el mismo número en el que se ubicaba la Vaquería, un bar de intelectuales que acabó destruido por una bomba, en junio de 1976, colocada, supuestamente, por un grupo de ultraderecha.

Casi 20 años más tarde de aquello, el cantautor Luis Pastor entró en el local y dijo: “Pero este es un lugar perfecto para conciertos, ¿por qué no tenéis programación?”. Era 1991 y había nacido la casa de la canción de autor. Desde el primer momento, Julián se encargó de la parte musical del café: “Al principio lo hacíamos como forma para animar el local los días entre semana y el boom llegó con Pedro Guerra”. El canario, que solo dos años después grababa su primer disco, lo recuerda así: “El principio fue difícil porque no era un bar de música, así que la gente que había allí, no había ido a verme a mí. Poco tiempo después el boca a boca hizo el resto”.

A finales de los 90, los cantautores salieron de los locales habituales para pasar a copar las listas de ventas de discos. “En cuanto llegaba a oídos de las discográficas que había alguien aquí que llenaba varios días seguidos, venían”. Eso le sucedió a Tontxu: “Javier Álvarez, Pedro Guerra, Inma Serrano y otros compositores me recomendaron que si tenía canciones propias, había un escenario idóneo donde compartirlas en Madrid. Lo dejé todo y fui tras mi sueño. Libertad 8 se abarrotó y muy pronto EMI Records me incorporó en sus filas”. Rosana, que tuvo la misma suerte, actuó en este local por primera vez ante un público: “La compañía discográfica quería verme tocar en directo y cerró el Libertad para ello...¡Al día siguiente firme mi primer contrato!”.

Julián tiene fama de tipo duro a la hora de conceder una primera oportunidad. Él asegura con cariño que son todos "unos exagerados", que como mucho tarda uno o dos meses en dar fecha. Andrés Suárez cerrará la gira de su sexto disco en noviembre en el Barclaycard center (aforo para 15.000 personas) pero antes de eso, tuvo que ganarse este escenario. “Me costó tres o cuatro años que me diera fecha. Cuando por fin me dijo que le gustaba lo que hacía empezó a programarme, habría unas 15 personas y él vio el concierto sentado. Siguió dándome huecos, pero llegó un momento en el que le pedí que no lo hiciera más, porque no venía nadie”.

Marwan llegó cuando era relativamente conocido, y aun así llamó a muchos amigos para que le acompañaran en su debut en Libertad 8. Fue en noviembre de 2002. Siguió actuando hasta noviembre de 2012. “Lo disfruté como nunca. Y sí, también esperé un año y medio hasta que Julián me metió en la programación. Todo salió perfecto y  entrené Sé bien, que luego se ha convertido en uno de mis buques insignia”.

La agenda de teléfonos del Libertad 8 es infinita. Julián todavía guarda un par de libretas con números, muchos de ellos no han cambiado en 20 años. “Lo que más me ha alegrado es que no he tenido ninguna dificultad en preparar la programación del 40 aniversario. Todos han dicho que sí en seguida”. Pancho Varona cierra, por ahora, los conciertos de este aniversario.Tras toda una vida de música, sus acordes no sonaron en el café hasta el año pasado. “Empecé yendo de joven para ver a Javier Álvarez, Pedro Guerra y Rosana y tuve el honor de tocar por primera vez el año pasado. Me pilló mayorcito, pero nunca es tarde. Es un lugar maravilloso y emblemático de la noche madrileña y española”. Más vale tarde que nunca.