A la búsqueda del vinilo deseado
La Estación del Norte acoge la Feria Internacional del Disco de Barcelona
En una de sus celebradas historietas Robert Crumb, empedernido coleccionista de discos de pizarra y enemigo acérrimo del cedé, se autoconfiesa, mientras besa uno de sus queridas placas, “Es una enfermedad, en serio. ¿Dónde acaba el hobby y dónde empieza la obsesión anal? ¡Reconozcámoslo: es una conducta neurótica!”. Paseando ayer por la tarde por la Estación del Norte barcelonesa la afirmación no se sostenía: o tenemos muchos neuróticos en la ciudad o esta vez el bueno de Crumb se pasó de frenada.
A las tres de la tarde en el antiguo edificio ferroviario se abrieron las puertas de la 22 Feria Internacional del Disco y en pocos minutos el abigarrado público se diseminó entre las mesas de los 170 expositores. Y comenzó la aventura. Ya que de una aventura se trata: la búsqueda del Santo Grial entre miles de ofertas. Unas veces se encuentra, otras hay que conformarse con pequeños griales no tan santos pero es raro encontrar un aficionado que salga del recinto con las manos vacías.
Imposible calcular la cantidad de discos ofertada pero Joan Carles Vilella, fundador del certamen, insiste en apostar más por la calidad que por la cantidad. “Queremos que la gente que venga encuentre algo de calidad, no cualquier cosa, y que los vendedores sean profesionales”. Este año más de la mitad de esos vendedores son extranjeros, el mayor número franceses pero también los hay holandeses, británicos, canadienses, alemanes y estadounidenses. Michael, por ejemplo, viene desde Florida y ya es un clásico de la Feria al llenar sus expositores con elepés originales de rock de los sesenta y setenta, lo más buscado. En su estand se hayan los discos quizá más caros: el original del primer elepé de Velvet Underground and Nico (con portada de Andy Warhol y la famosa pegatina de un plátano amarillo) y un elepé promocional de los Who, ambos a 200 euros.
Por supuesto que también pueden encontrarse elepés a dos y tres euros y singles más baratos, pero ofertados en un caótico desorden que debe de ser atractivo para los coleccionistas que se apretujaban en esas paradas a la búsqueda de lo desconocido.
La abrumadora presencia de discos de vinilo no es una sorpresa ya que en los últimos años se ha visto como ese soporte renacía de sus cenizas hasta alzarse al primer plano. “Hace ocho años la relación era de un 90% a favor del cedé y ahora ha cambiado: el 90% son vinilos”, comenta Vilella que opina que los compradores son ya gente entrada en años que busca los mismos discos de los que se desprendió con la llegada del cedé y jóvenes que inician su colección tras la estela de sus padres. “El vinilo suena mejor y es más cálido como objeto. Además está el ritual de sacarlo de la funda, limpiarlo, ponerlo y darle la vuelta”. Jaume, un ejemplo indiscutible de esta ascensión, opina igual. Hace dos años dejó su trabajo de contable y abrió una pequeña tienda en Terrassa, hace pocos meses debido al éxito ha tenido que trasladarse aun nuevo local más amplio el centro dela ciudad.
El 90% podría aplicarse también al público asistente, ya que son hombres en su inmensa mayoría. Difícil encontrar una mujer rebuscando en las cubetas.
Este año en la feria han reaparecido objetos que ya parecían totalmente olvidados como las maletas metálicas para llevar disco: un expositor alemán las ofrecía a 65 euros. También un holandés ha viajado cargado de cajas de plástico duro especiales para guarda discos, su precio unos 20 euros. En la parte contraria ha disminuido mucho la oferta de libros, figuritas, dvds y otros objetos de mercadotecnia rockera, solo han sobrevivido las cervezas con marcas de grupos de rock duro. La Feria mantendrá sus puertas abiertas durante todo el fin de semana (hoy de 10 a 21 horas y mañana domingo de 10 a 19).
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