Muere de manera súbita el comisario de los Mossos David Piqué

El comisario de los Mossos d'Esquadra David Piqué ha sido hallado muerto hoy en su domicilio, de manera súbita. Los primeros indicios apuntan a que se trata de una muerte natural. El alto mando de los Mossos, de 54 años, era comisario superior de Coordinación Territorial de los Mossos d'Esquadra, responsable de coordinar el trabajo de todas las comisarías de los Mossos en Cataluña.

Piqué tenía una larga trayectoria en el cuerpo, donde era prácticamente una institución, miembro de la conocida como promoción 0. Su primer destino, con 20 años, fue en el Palau de la Generalitat. Luego ejerció de investigador, estuvo en la División de Servicios Especiales, fue el jefe de Asuntos Internos, de la Divisón Operativa de Recursos Humanos y estuvo en la Escuela de Policía, entre otras.

En la actualidad era orgánicamente el número dos del cuerpo, dentro de una estructura triangular, en la que el responsable policial máximo es el comisario jefe, José Luis Trapero. Por debajo de él dentro dell organigrama se encontraba el comisario Piqué junto al comisario Ferran López, jefe de la comisaría general de coordinación central.

Su nombre saltó a la primera línea por un discurso en el día de las Esquadras de abril de 2012, cuando animó a la lucha contra las protestas callejeras en la ciudad, que denominó "guerrillas urbanas". "Les iremos a buscar, ya se pueden esconder donde quieran porque les buscaremos, sea en una cueva o en una alcantarilla que es donde se esconden las ratas. Tampoco les servirá esconderse detrás de unas siglas, o una asociación, o una capucha, o de una revista, o de una asamblea que no representa a nadie o incluso detrás de una silla de la universidad. No vale poner el objetivo social a cualquier actividad para justificar saltarse la norma", dijo en un discurso que pronunció un mes después de la huelga general del 29 de marzo, que acabó con graves altercados en la ciudad. Su intervención le costó duras críticas.

Licenciado en Derecho, fue también criticado su trabajo de final de máster sobre función general en la Administración Pública, en el que el comisario Piqué escribía sobre el fenómeno okupa y antisistema en el barrio barcelonés de Gracia, y hablaba de las maneras que había de combatirlo. Subtitulada El Síndrome de Sherwood, el alto mando de los Mossos hacía una descripción con un lenguaje belicista del fenómeno.

Quienes le conocían, le describen como una persona directa, cercana, simpática y válida, y definen su muerte como una "gran pérdida" para el cuerpo, que pierde con él parte de su historia. Para fin de año, en un emotivo mensaje a algunos de sus allegados, escribió: "¿Cómo queremos ser recordados? ¿Qué queremos que se diga de nosotros cuando seamos mayores o cuando ya no estemos? A menudo, las buenas personas no son las más divertidas, ni las más valientes, ni las que más triunfan, ni las más ricas, ni las más poderosas, ni las que más ligan... He dicho "a menudo", no siempre. Lo que seguro que no son las buenas personas es envidiosas, abusadoras, tiranas, egoístas, avariciosas, prepotentes, pagadas de sí mismas, falsas, que engañan a los que quieren y que se aprovechan de los demás". Y concluía:  "Me gustaría, aunque solo sea una persona, algún día, alguien me dijese: "Sí, ha valido la pena, has sido una buena persona".  

También hoy ha muerto el cabo de los Mossos d'Esquadra Marcos Antonio Ginesta, de 42 años, a causa de una larga enfermedad que padecía. El investigador estaba destinado en la Unidad de Tráfico ilícito de vehículos, dentro del Área Central de Crimen Organizado. Sus compañeros le definen como una persona "querida y entregada" a su trabajo, que sentía "devoción por el cuerpo, por su profesión y por sus compañeros".