Todas las cifras son mentira
El recuento de manifestantes suele ser impreciso y partidista, pero nunca fue tan complicado como en esta Diada, deslocalizada en cinco escenarios, dar un dato científico de asistencia
Diada masiva, pero algo diluida en número de asistentes (875.000) respecto al año anterior. Ese es el dato que se obtiene al sumar las cifras proporcionadas por la policía local de cada uno de los municipios donde se ha celebrado esta edición. Todos ellos gobernados por distintos partidos, no siempre soberanistas, y con métodos de recuento dispares. A partir de aquí, puede dar las cifras por buenas, o no. Sin embargo, parece claro que no conviene fiarse.
Los cálculos este año oscilan entre 1 millón de asistentes y 252.000
Si atendemos al baile de números ofrecido en el recuento de las últimas cinco diadas por las distintas partes (organizadores, Guardia Urbana, Delegación del Gobierno, entidades civiles, catedráticos de estadística...), se hace difícil obtener una cifra que despeje dudas de una vez. Todo lo que se puede ofrecer es una aproximación apoyada en distintos métodos que termina siempre inclinándose sospechosamente hacia un lado u otro en función de los intereses de cada uno. Además, si el año pasado el volumen de participantes en el acto celebrado en la avenida Meridiana osciló entre los dos millones de los que hablaba la organización y los 520.000 que contó la Delegación del Gobierno, en esta edición el proceso de recuento se complica todavía más con la descentralización de las convocatorias en cinco lugares distintos (Salt, Tarragona, Lleida, Berga y Barcelona) y sus fuentes de información correspondientes, influenciadas inevitablemente por los partidos que gobiernan en cada lugar.
En el caso de la Diada celebrada en Barcelona, los datos oficiales suelen proceder de la Guardia Urbana y de la Delegación del Gobierno. Esta última encarga a la Policía Nacional el recuento que, básicamente, según explica un portavoz, mide la superficie del área donde se concentrarán los manifestantes y atribuye “de forma generosa” cuatro personas por metro cuadrado. De este modo, por ejemplo, en la concentración en Barcelona —un espacio de 1.600 metros x 50 metros— de ayer no podría haber más de 270.000 personas (descontando árboles y mobiliario urbano) si no se hubieran superado los límites entre la Diagonal y el Paseo de Lluís Companys (no fue así ya que se desbordó con mucho esa previsión). Pero la cifra que dieron finalmente fue de 170.00 personas.
Las variaciones coinciden siempre con la influencia política que recibe la fuente
La Guardia Urbana es quien calcula el tamaño de las calles y también hace su propia medición. La diferencia respecto a la Policía Nacional (que trabaja con las mismas dimensiones) es que se calcula la densidad de participantes por tramos y no se atribuye un número fijo de personas por metro cuadrado. Pero nunca es más de 4 participantes, explica una portavoz. Así que los datos ofrecidos por ambas policías no deberían ser muy distintos. Sin embargo, el resultado final siempre es mayor que el de la Delegación del Gobierno. Ayer fue el triple: 540.000 participantes.
Ante el tendencioso desajuste habitual, se buscó en los últimos años un método científico para contar las aglomeraciones. Así nació Lynce, una empresa que contabilizó —uno a uno, según dijeron— muy a la baja grandes protestas y de distinto signo ideológico como la manifestación contra el aborto de 2011 en Madrid (ellos dieron 37.742 participantes y la Policía Nacional 250.000) o la marcha contra la sentencia del Estatut de 2010 (su cifra fue de 74.000 asistentes y la de la Guardia Urbana, 1,2 millones). La agencia EFE les contrató para esa última medición, realizada con fotos aéreas y una supuesta precisión hasta entonces inédita. La exigua cifra se obtuvo con fotos realizadas a las 19.45 y a las 20.30 (sin diferencias significativas), cuando la manifestación se dio oficialmente por disuelta a las 20.00. Profesionalmente discutida y con cierto fracaso comercial, la empresa cerró en 2012.
El último intento por aplicar un método científico al recuento fue un desastre que terminó con la quiebra de la empresa
A falta de otros métodos y disconforme con las cifras oficiales, Sociedad Civil Catalana pidió el año pasado a dos catedráticos que utilizaran un nuevo sistema estadístico para medir la convocatoria de la Meridiana. La base era el conteo real de varias zonas de la manifestación, y luego mandaron al Center for Research in Computer Vision (CRCV) de la Universidad de Florida Central (EEUU) las imágenes de la marcha (con instantáneas de hasta de 67 tramos) para que aplicaran un software que contaba asistentes. La cifra final fue de 530.000, de nuevo muy alejado de los 1,4 millones defendidos por la Guardia Urbana, pero muy cerca en esta ocasión de los 520.000 de la Delegación del Gobierno. Este año, sin embargo, sus cálculos han dado como resultado 292.00 asistentes en toda Cataluña. Por debajo incluso de la cifra de la Delegación. Una nueva cifra para la discordia. ¿O son todas mentira?
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