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El Europa, historia del balón

Alexandre Pujol, socio número uno de los escapulados, repasa los capítulos de uno de los clubes fundadores de la Liga

Ramon Vergés y Alexandre Pujol, durante la entrevista.
Ramon Vergés y Alexandre Pujol, durante la entrevista. ruth de la rosa

Alexandre Pujol, de 88 años, sonríe al saber que hablará de su pasión, el Club Esportiu Europa, un histórico que participó en las tres primeras temporadas de la Primera División y hoy se encuentra en Tercera. A su lado está el historiador escapulado Ramon Vergés i Soler, de 75 años, socio número 7 del club e invitado de Alexandre para ayudarle por si su memoria le falla. Nunca le falló. Más de 75 años en el club y sus recuerdos siguen intactos. Ramon le muestra algunas fotografías de su archivo, incluida una de Joan Gamper junto a Joan Matas, presidente histórico del Europa. “Gamper es este, el más feo”, bromean.

Sus primeros recuerdos de la infancia van ligados al club. “No era normal que los padres hicieran socios a los niños. En aquella época valía unas dos pesetas”, dice Alexandre. Por entonces, era una excursión ver al Europa. “Subíamos desde el mercado del Born. Cogíamos un tranvía que paraba en la plaza Rovira y empezábamos a andar”, recuerda. Aunque la Guerra Civil marcó un antes y un después en la historia del club. “El socio tenía tendencias a ser de tipo republicano”, explica. En 1939 tras perder la guerra, las tropas franquistas entraron en la ciudad y utilizaron el campo del Europa como parking de coches decomisados. “Lo hicieron por un motivo práctico y para castigar la ideología que teníamos”, señala. El club estuvo tres años sin cancha y Alexandre sin ver a su equipo en casa. Por lo que los socios buscaron un nuevo estadio. “Había un bosque que iba de la calle Providencia hasta Secretari Coloma y consiguieron que les alquilaran este terreno”. De aquí partió el actual Sardenya. “Los socios talaron árboles, aplanaron el terreno y marcaron las líneas. Esto último lo hizo mi padre”, añade.

Para hacer en nuevo estadio, los socios talaron árboles, aplanaron el terreno y marcaron las líneas

Pujol también recuerda la época dorada de porteros, como el histórico Ramallets. “Tuvo que hacer servicio militar en Mallorca. Se presentó en el club y les dijo: ‘Soy el portero del Europa y me tienen que probar’. Acabado su servicio lo contrató el Barça. Nos dieron 100.000 pesetas y con eso hicimos la tribuna del estadio”, rememora. Aunque al hablar del Barça, Pujol sonríe. Nunca olvidará las dos Copas de Catalunya consecutivas que ganaron al equipo azulgrana en 1997 y 1998, hazaña sin precedentes para un equipo de Tercera. “La primera se jugó en L’Hospitalet. El Barça no salió con el primer equipo. Los cogimos de sorpresa y ganamos”. Al año siguiente jugaron nombres como Xavi, De la Peña y Anderson. El Europa consiguió la victoria en los penaltis. “Los directivos del Barça se fueron de la vergüenza, y los del Europa bajaron a celebrar. Me quedé en la tribuna con Gaspart no por educación, sino recordando a mi padre. Esperé a que me diera la mano y me felicitara, pero se fue sin decir adiós”.

En la temporada 1966-67 el Europa alcanzó su último hito a nivel estatal. Eliminaron al Zaragoza de los Cinco Magníficos (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra) en la Copa del Generalísimo. El encuentro disputado en el campo de Sardenya ha sido el único partido de fútbol en la historia del Europa en ser transmitido para toda España. “No fuimos al estadio porque nos hacía más ilusión verlos por la tele”, bromea Alexandre, el único que ha sobrepasado los 75 años como socio del club. Al acabar la entrevista, Ramon le muestra a Alexandre una foto del antiguo estadio, donde aparece él con unos 13 años, en primera fila junto a sus padres. Alexandre baja la mirada, sonríe y dice: “No me la enseñes más que me pondré a llorar”.

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