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Mas mantiene su liderazgo en el PDC pese a las divisiones

Mercè Conesa se impone al oficialista Santi Vila en la votación del Consejo Nacional

Artur Mas y Neus Munté este sábado.Vídeo: Massimiliano Minocri / EFE
Dani Cordero

La tranquilidad volvió ayer al Partit Demòcrata Català (PDC). Tras la sublevación en el congreso fundacional de hace dos semanas, sus bases dieron ayer un fuerte apoyo al continuismo que representa la presidencia de Artur Mas y a la renovación que proyecta la nueva ejecutiva liderada por Marta Pascal. Sin alternativa, el último presidente de la ya vieja Convergència logró el 95% de los votos, mientras que la que será su dirección ejecutiva acaparó el 87,7% de los apoyos. La presidencia del consejo nacional es la única ajena al oficialismo.

Artur Mas y Neus Munté —la portavoz del Gobierno catalán a la que también ha querido ungir como su número dos— podrán ocupar con tranquilidad la presidencia bicéfala del partido independentista que sustituye a Convergència. No hay rastro de incendios a una propuesta personal de Mas que no había sentado bien en la estructura del nuevo partido, por considerarla excesivamente presidencialista. No está clara cuál será la función de cada uno, pero el presidente electo señaló ayer que su posición no será “ni decorativa ni ejecutiva” y que “ha de tener un rol significativo”.

La “buena nota” del resultado de las votaciones legitima también a Mas para sacar adelante la plataforma política paralela a la nueva Convergència con la que quiere reconstruir el espacio de centro que ocupó hace años el partido de Jordi Pujol.

Y las mismas conclusiones que sirven para Mas se pueden extender a la dirección de doce miembros que Pascal liderará como coordinadora general y número tres del partido. El equipo de Pascal representa a una nueva generación política, más apegada al territorio y sin excesiva experiencia en la estructura del partido. Algunos de sus miembros son alcaldes, pero a partir de mañana su principal tarea, según los estatutos, será el Partit Demòcrata Català, en el que están obligados a tejer una sólida estructura territorial con la que cortar la sangría de votos y luchar por la hegemonía independentista que les enfrenta a Esquerra Republicana. La primera prioridad, dijo Pascal, será ganar afiliados para crear “un partido central que guiñe el ojo a izquierda y derecha”.

La nueva coordinadora general utilizó en varias ocasiones ayer, tras conocer los resultados, el sintagma “sin ningún rencor”. Era una referencia a la división interna que ha marcado todo el proceso fundacional del partido y que ha llevado a que hasta dos personas —Jordi Turull y Germà Gordó—, representantes de la vieja Convergència, renunciaran a presentarse como candidatos al cargo de coordinador general.

Los 5.430 votantes (el 67% de los asociados al nuevo PDC) solo afloraron esas divergencias en el caso de la votación a la presidencia del Consejo Nacional. Allí se enfrentaban Santi Vila, consejero de Cultura y apoyado por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), presidenta de la Diputación de Barcelona y representante de la corriente socialdemócrata del partido, distanciada del antiguo aparato. Venció la candidata no oficialista, aunque se quedó a medio punto del 50% que le hubiera dado directamente el cargo, lo que obligaba a celebrar una segunda vuelta con Vila.

Vila, que aspira a participar en las primarias para alcaldable por Barcelona, optó por retirarse y facilitar la unción directa de Conesa. La división puesta de manifiesto en esa votación es previsible que se repita y con más corrientes en los congresos que las diferentes federaciones del partido celebrarán en septiembre.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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