Vacaciones permanentes
Una obra de teatro con 'Juego de Tronos' como inspiración; un ciclo de cine que habla sobre la clase obrera y el asueto y música clásica y electrónica para pasar la semana
Teatro: Un incierto futuro
El joven creador multidisciplinar, Iker Azokoitia, al que le gusta jugar con sus facetas de actor, músico y cineasta para contar historias, presenta Una corona para Claudia, en el Teatro Alfil. Una pieza musical en clave de dramedia en torno a Claudia, una chica enloquecida por Juego de tronos, que inicia un viaje compartido con tres amigos seriéfilos y con un trotamundos.
Cinco personajes que representan a una juventud adormecida por las redes sociales y abatida por la falta de oportunidades que la sociedad les brinda. Este viaje despertará en todos ellos la necesidad de romper con lo establecido, de enfrentar sus miedos y de valorar lo que tienen, antes de que les sea arrebatado. Todo ello aderezado con una banda sonora compuesta de 17 temas originales a piano y a guitarra, creados por Iker Azokoitia y Ricky Fan, la mayoría de los cuales suenan en directo. Para su autor esta propuesta es un canto a la confianza en uno mismo, al riesgo y al vuelo hacia lo que soñamos….
Cine: El juerguista y el estudiante
Si ha habido una palabra repetida en estas últimas elecciones, ha sido sorpasso. Palabreja –su traducción es adelantamiento– que los cinéfilos asociamos a la película de Dino Risi, que en España se tituló La escapada, y que contaba la historia de Bruno Cortona, un divertido juerguista, cuyos pasos se cruzan con Roberto, un tímido estudiante, al que invitará a una desaforada jornada de vacaciones fuera de Roma.
Vittorio Gassman, con su fanfarronería y su descapotable, y Jean-Louis Trintignant, con su timidez y su presencia, dan vida a los protagonistas de este gran ejemplo de comedia a la italiana, repleto de momentos extravagantes por carreteras y playas, con guion de Risi y Ettore Scola. La escapada forma parte del ciclo Vacaciones permanentes, que se proyecta al aire libre en el Reina Sofía, en las terrazas del edificio Nouvel, y se proyecta el viernes a las 22.00. Risi llegó lejos en esa reflexión que añaden los comisarios del ciclo en su presentación: el sueño obrero de las vacaciones permanentes, ¿aspiración o condena?
Clasica: Un violín noble para Lorca
La música se ha empeñado durante siglos en expresar en el idioma del viento los principales sentimientos que afloran en el corazón del ser humano, y de ese empeño han nacido piezas que hablan de amor roto, de desarraigo, de soledad, de dolor…
Pero el fin de semana que viene la protagonista será la nostalgia, esa que encuentra su campo de cultivo predilecto en los brazo de la poesía. El elegante violín de Miguel Colom junto al preciso piano de Víctor del Valle llegan el sábado, dentro del programa de Clásicos en Verano, a la Plaza de la Duquesa de Alba de Loeches para hermanar a los poetas y a los músicos. De un talento incuestionable y con el cielo de verano como auditorio perfecto y soñado, los músicos interpretarán la Sonata que Poulenc escribió desde París en memoria de Lorca para continuar con la obra del que fue el padre adoptivo del poeta, Manuel de Falla, representado a través de sus Canciones populares. Para terminar, el Romanticismo más monumental vendrá marcado por la pluma de Brahms. Un concierto para echar de menos y para sonreír con el recuerdo.
Electrónica: Chicas industriales
A principios de julio La Casa Encendida comenzó su habitual ciclo de conciertos veraniegos en la azotea. Este año lo ha bautizado La Terraza Magnética y la programación es electrónica, de mayoría femenina y escorada hacia la música industrial.
El dúo Zoviet France (que actúa el 31 de julio) o Z’ev que lo hace hoy a las 20,30 son nombres importantes dentro de este ruidoso nicho de sonidos sintéticos surgido como una variante del punk. A Z’ev, alias de Stefan Weisser (Los Ángeles, EEUU, 1951), se le considera uno de los precursores del industrial, a finales de la década de 1970. Su primera gira británica la haría en 1980 como telonero de Bauhaus, entonces líderes de lo que hoy se conoce como rock gótico. Fue también un nombre recurrente dentro de la escena neoyorquina de los ochenta y noventa, junto a Glenn Branca, Laurie Anderson o Elliot Sharp.
Poeta, percusionista y creador de performances, su obsesión por los ritmos le ha llevado a estudiar diversas tradiciones musicales: del gamelán indonesio a los tambores ewe de África Occidental. Con esta base comenzó a crear sus propios sonidos combinando la pulsión tribal con instrumentos creados por él a partir de materiales industriales como PVC o planchas de acero. Más allá de su propio trabajo, su influencia es vital para entender a bandas como Throbbing Gristle, Test Department, DAF o Einstürzende Neubauten.
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