La semana por delante
Desde el concierto de Benjamin Clementine en las Noches del botánico a la película 'Loreak', la primera en euskera que representó a España en los Oscar
ROCK
Artista desde las vísceras
Tiene Benjamin Clementine una historia detrás, al parecer un poco inflada, que ha contribuido a acrecentar su incipiente reputación de artista auténtico, de los que cantan, tocan y componen desde las vísceras. Es lógico, a todo el mundo le gusta un cuento con final feliz, una historia de salvación a través de la música. Ese es el caso de este veinteañero inglés de ascendencia africana, inesperado ganador con su primer álbum, At Least For Now, del prestigioso Mercury Prize de 2015. Un trofeo otorgado por la crítica al mejor disco británico de cada año, que sacó los colores a algunos medios británicos, tan orgullosos de que no se les pase una, pero que sin embargo habían ignorado este trabajo publicado a principios de ese año. Según la leyenda, el talentoso pero rebelde Benjamin, pianista autodidacta y cantante pasional, se fue de casa con 16 años, huyendo de unos padres de estricta moral religiosa que no entendían su amor por la música. Pasó una etapa de mendigo en Londres y más tarde en Francia hasta que alguien le descubrió cantando en el metro de Paris. A partir de ahí, el patito feo se volvió cisne. Mañana, Clementine presentará su álbum en Las Noches del Botánico. —ÍÑIGO LÓPEZ PALACIOS.
TEATRO
Íntimas confesiones
En 1984 dos grandes actrices, Mari Carrillo y Concha Velasco, daban una magistral clase de interpretación con Buenas noches, madre, de la escritora norteamericana Marsha Norman, obra galardonada con el premio Pulitzer. Hoy, 32 años más tarde, la directora y autora Irene Valle basándose en este gran texto escribe y dirige Filial, propuesta que estrena el jueves en la sala Off de La Latina (Mancebos 4). Los espectadores se cuelan en el salón de la casa de Julia (Ana Batuecas) y de su madre (Pilar Serrano). Dos seres con pensamientos sobre la vida totalmente diferentes. La madre, egoísta y manipuladora, piensa que es dueña y señora de todo lo que le rodea, incluido los sentimientos de su hija. Julia odia la vida que lleva, cree que es una muerta en vida y decide suicidarse. Una noche se lo comunica a su madre y esta con su habitual frialdad le contesta: "Quédate conmigo unos años más. No me quedan muchos. Cuando yo haya muerto, puedes hacer lo que quieras". —EDUARDO LÓPEZ
CINE
Flores que hablan
Loreak fue la primera película a concurso en euskera en el Festival de San Sebastián. También, la primera que en ese idioma representó a España en los Oscar. A Jon Garaño y José María Goenaga esta historia de silencios y personajes entre ausentes y deprimidos les ha llevado mucho más lejos de lo que esperaban. "Las mujeres ya no son fértiles o no quieren tener hijos, la sequedad aparece de fondo, es una película sobre la incomunicación y la soledad", contaban en su estreno para explicar porqué este drama rehúye las cuadrillas y las comidas pantagruélicas vascas. "Hemos huido de ello. Los personajes solo se comunican con las flores; y ellas transmiten desde la ilusión a la amenaza o el desconcierto". Con un mimo por el sonido -es curioso cómo las ovejas se impusieron sobre los designios de los directores-, un cuidado por los tiempos interpretativos y un guion muy medido, 'Loreak' fue una de las sorpresas de 2014. De las buenas, claro.
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