BCN World, encogerse o morir
El proyecto se reduce hasta una sexta parte de lo previsto inicialmente para lograr el consenso entre CDC y ERC
En septiembre de 2012 Cataluña acababa de perder ante Madrid la multimillonaria inversión que, supuestamente, debía generar Eurovegas. El magnate Sheldon Adelson había priorizado los gestos de Esperanza Aguirre a los cálculos y balances de Andreu Mas-Colell. “No me sorprende que prefieran Madrid, es más abierta que Barcelona”, dijo la entonces presidenta madrileña. La Generalitat preparó su desquite y en una entrevista radiofónica Artur Mas avanzó que “alguna otra cosa” se haría en Cataluña. La “cosa” salió de la chistera del promotor valenciano Enrique Bañuelos y de su empresa Veremonte. El tiburón valenciano del ladrillo, que llegó a figurar por delante de las Koplowitz y de Emilio Botín en la lista Forbes de multimillonarios, socorría al ejecutivo catalán con un plan para levantar una colosal ciudad del juego en 600 hectáreas de terreno junto al parque Port Aventura. Las cifras eran deslumbrantes: 4.700 millones de euros de inversión y 20.000 puestos de trabajo directos. Sobre el papel, el plan era perfecto. Permitía a la Generalitat presumir de destreza negociadora, Bañuelos regresaba a la palestra por todo lo alto tras el estrépito bursátil de Astroc y, de paso, La Caixa se libraba de unos terrenos de difícil gestión.
Aquel proyecto titánico que fue bautizado como BCN World ha ido perdiendo piezas hasta quedarse en las raspas de lo que se dibujó. El jueves se aprobó el nuevo plan director urbanístico y la inversión del nuevo complejo queda fijada en 2.500 millones de euros, mientras que la creación de empleo es de unos 10.000 puestos de trabajo. El plan se va ejecutar sobre 101 hectáreas cuando al principio abarcaba seis veces más; el límite de altura edificable pasa de los 90 metros (la talla de la atracción Shambala) a los 75 metros; el espacio reservado a hoteles disminuye un 30% y la superficie destinada a casinos decrece hasta los 30.000 metros cuadrados. Se prevén un máximo de dos salas, cuando inicialmente se habló hasta de seis casinos. Hay unanimidad en que la reducción del boceto ha permitido finalmente accionar la luz verde. El presidente de la Diputación de Tarragona y alcalde Vila-seca, Josep Poblet, se ha quedado solo defendiendo que “no es apropiado hablar de encogimiento”. Todas las partes que han participado en la negociación defienden que el rediseño a la baja era crucial para desbloquear el proyecto.
Cambio de ERC
Oriol Junqueras ha sido el encargado de presentar el nuevo dibujo. El jueves en Vila-seca insistió más en lo que se ha perdido por el camino que en la verdadera oferta final que brindará el complejo. “BCN World está muerto y enterrado”, manifestó el vicepresidente catalán, que ha llegado a tildar de “fracaso estrepitoso” el diseño primitivo que pactaron Convergència y PSC.
La presión que han ejercido los republicanos sobre Convergència con BCN World ha levantado algunas ampollas. Junqueras llegó a desafiar incluso a Carles Puigdemont cuando este planteó la posibilidad de hacer una consulta popular local para aclarar el futuro del megacomplejo. El jueves, tras escuchar al vicepresidente catalán, un alto cargo convergente en Tarragona acusaba a Junqueras de hablar con arrojo pese a desconocer el fondo del proyecto.
Melco, Hard Rock y Grup Peralada configuran la terna de aspirantes a adjudicarse la explotación del nuevo BCN World. Melco y Hard Rock previsiblemente cerrarán una alianza para tratar de explotar un casino cada una. Grup Peralada, que ya opera tres de los casinos que hay en Cataluña, concurrirá en colaboración con la malaya Genting y si gana abrirá una gran sala de juego. Actualmente, la superficie que suman los cuatro casinos que están operativos en Barcelona, Peralada, Lloret de Mar y Tarragona es de aproximadamente 23.500 metros cuadrados. El nuevo BCN World hace, de un tirón, una reserva de 30.000 metros cuadrados para juego.
En este contexto, lo que ha quedado intacto es la rebaja redactada expresamente en el Parlament para reducir del 55% al 10% los impuestos del juego en los casinos.
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