Picaresca contra el atasco
Los conductores del Bus-VAO de la autovía de A Coruña utilizan artimañas para saltarse las retenciones y evitar las sanciones
La imagen de un hombre que llevaba una muñeca vestida de niña, con gorra y con cascos para evitar ser denunciado por la Guardia Civil en el carril Bus-VAO ha dado la vuelta a toda España esta semana. Este conductor, del que no se han dado ningún dato, no es el único que ha agudizado su ingenio para evitar los atascos de la autovía de A Coruña (A-6) en hora punta. Muñecas hinchables, personas que fingen la muerte de un familiar y hasta el abuso de las lunas tintadas son algunas de las artimañas de los infractores.
El carril Bus-VAO (vehículos de alta ocupación) discurre entre los kilómetros seis y 20 de la A-6. Es el único de estas características que existe en España. Está separado por potentes muros de hormigón que lo hacen infranqueable salvo por las cuatro entradas que tiene. Se abre entre las 5.00 y las 23.00.
Por normativa, solo lo pueden circular por él los autobuses, las motocicletas y los turismos. En este último caso, con una particularidad: Deberán viajar dos o más personas. Eso se hizo para paliar la congestión de tráfico. Y ahí es donde surge la picaresca. En muchos recorridos, resulta difícil encontrar compañeros de viaje.
Han sido varios los casos singulares con los que se ha topado la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Un día un capitán estaba vigilando con su compañero este especial y se percató de que una mujer viajaba en sentido salida sola. Lógicamente pararon a la conductora. En cuanto bajó la ventanilla, se les echó a llorar. “Agente, me he confundido, pero es que hay un familiar muy cercano a punto de fallecer y tengo que llegar pronto al hospital”, les soltó entre lágrimas. El capitán, sin dudarlo, se enfundó el casco y ordenó a su compañero que se subiera a la moto. La escoltarían hasta el centro hospitalario. Cuando le preguntó que a donde tenían que ir, la mujer se derrumbó. La conductora no se libró de los 200 euros (100 si los paga en el periodo voluntario) por infringir el Reglamento General de Circulación.
Otra fórmula que utilizan los conductores es pegarse mucho a los vehículos que les preceden. Esto supone que los guardias civiles que vigilan la entrada y salida tienen menos ángulo de visión y no pueden detectar a los infractores. “Lo que muchos de ellos no saben es que se llevan dos sanciones a la vez. La primera por no ir más que una persona en el vehículo y la segunda por no respetar la distancia de seguridad”, explica un agente. Es decir, un dos por uno.
Otra imagen muy difundida fue la de un vecino de Majadahonda de 32 años que colocó un maniquí en el asiento del copiloto en 2012. No le faltaba detalle ninguno. Iba perfectamente caracterizado con peluca, gafas de sol y completamente vestido. Tanto que llevaba hasta un fular al cuello.
Muñecas hinchables
“Fue un caso muy llamativo”, reconoce un mando de Tráfico, “pero no es el único”. El agente recuerda que es frecuente ver muñecas hinchables en el asiento del copiloto. Eso sí, no van tan vestidas ni con tantos complementos como el del conductor de Majadahonda. “Hay que tener en cuenta que entrar por el Bus-VAO supone hacer esos 14 kilómetros en unos diez minutos y que de la otra forma suponen entre 30 y 40 minutos”, explica el mando de la Guardia Civil.
Un sistema aún más depurado de suplantar a una persona son los muñecos colocados en la sillita de bebés en los asientos traseros. Basta un pequeño maniquí tapado hasta las orejas para intentar eludir la sanción. “Muchas veces los lleva el padre o la madre y, cuando pasa a nuestra altura, señala la parte trasera para indicarnos que lleva al pequeño. Eso sí, lo tienen que llevar muy bien puesto para que no nos demos cuenta”, relata el capitán. Si lleva las lunas traseras tintadas, a veces le hacen bajarlas para comprobarlo. “Tampoco podemos retener mucho el tráfico para ver todos y cada uno de los vehículos. Nosotros estamos en unos pequeños apartaderos y tampoco podemos entorpecer la circulación”, añade.
Un caso curioso se lo encontró un motorista de la Agrupación de Tráfico. Vio a una mujer que iba sola y la paró. Cuando detuvo el vehículo, se percató de que estaba embarazada. El agente le dijo que la iba a denunciar y ella le preguntó el motivo. “Vamos dos. Mi hijo y yo”, le dijo mientras le señalaba su barriga. De poco le sirvió. El guardia la extendió la correspondiente denuncia.
Uno de los problemas con el que se encuentra la Guardia Civil es que el Bus-VAO discurre por zonas de alto poder adquisitivo, como Pozuelo, Majadahonda y Las Rozas. A muchos conductores (deportistas, políticos, personajes de la farándula, entre ellos) no les importa soltar los 100 euros si con ello se evitan las enormes retenciones de entrada y salida. “Nos dicen que les compensa una multa, porque si de varias veces solo les cogemos una, les sale barato. Para ellos, seguro que no es tanto dinero”, añade el capitán, que se niega a dar nombres de famosos. Discreción ante todo.
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