Vivienda Joven a los 40

Niños que gritan, adultos cargados con bolsas y un incesante ir y venir. Los pasillos del enorme edificio blanco de la calle de Marcelina, 32, en el distrito de Chamartín, se han llenado de vida. El Gobierno regional comenzó hace unas semanas a entregar las llaves de esta promoción de viviendas públicas en La Ventilla. Desde ella se pueden divisar las Cuatro Torres Business Area, símbolo de la opulencia. Levantadas sobre la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, apenas tardaron cuatro años en construirse. Los vecinos de La Ventilla tuvieron que esperar nueve. De momento, solo se han ocupado 42 de las 108 casas que forman el complejo, perteneciente al Plan de Vivienda Joven de la Comunidad. Fueron sorteadas en 2007, pero la demora para ocuparlas ha hecho que muchos de sus beneficiarios hayan buscado una solución alternativa.

Francisco J. es uno de los que ha conseguido llegar a la meta. Después de una “interminable” espera, acaba de recibir las llaves que cambiarán su vida y la de sus dos hijos. Fue agraciado con una casa en el sorteo del Plan de Vivienda Joven (para menores de 35 años) del 9 de mayo de 2007. Días más tarde llegaba una carta a la casa de sus padres. En ella, la Comunidad de Madrid le notificaba que, en menos de dos años, firmaría un contrato de alquiler con derecho a compra. La alegría pronto se convirtió en desesperación. “Sin saberlo, acababa de empezar mi calvario”, escribió en la misiva que remitió a EL PAÍS poco antes de recibir la casa, de dos habitaciones, el pasado 26 de mayo. El proceso le ha llevado 11 años de su vida. Cuando solicitó la vivienda, en 2005, tenía 29 años y un proyecto de futuro que retomará ahora, a los 40.

Durante este tiempo, asegura que ha vivido “la nefasta gestión de la Administración”. “Las personas no les importamos”, sostiene. Francisco J. creyó que nunca conseguiría la vivienda. Quizás piensen algo parecido los 18.537 demandantes de vivienda pública registrados en la Agencia de Vivienda Social (antiguo Ivima) a fecha de 1 de marzo. Del total de peticiones, 14.105 pertenecen a la lista única de solicitantes del Plan Joven de la Comunidad. El resto son personas que se encuentran en una situación precaria y necesitan un hogar. “Alguien me comentó que la constructora de las casas quebró y que por eso se demoraron”. La Consejería de Vivienda alega que el retraso se debió a los requerimientos de las compañías de servicios durante la ejecución de la obra. La empresa encargada de suministrar la energía eléctrica, explica, demandó la construcción de un centro de transformación adicional para dar el servicio.

“Mi caso no es un puntual, las demoras a la hora de entregar las casas son habituales”, afirma Francisco J. A finales de mayo, la parlamentaria socialista María del Carmen Mena preguntaba en la Asamblea el tiempo medio que transcurre desde que un demandante de vivienda pública inicia el trámite hasta que finaliza su expediente. El Gobierno regional no supo determinar “con certeza” el tiempo, ya que dicha tramitación “depende de múltiples circunstancias”.

Más de 1.000 casas entregadas

La Consejería de Vivienda argumenta que, desde la llegada de Cristina Cifuentes a la presidencia regional (en mayo de 2015), se han desbloqueado y entregado más de 1.000 viviendas de distintas promociones: Ventilla, Carabanchel, UVA de Hortaleza y Arroyomolinos. Además, certifica que se están ultimando otras promociones, como la de Majadahonda (135 viviendas). No obstante, la Comunidad se comprometió en 2005 a levantar 150.000 pisos de alquiler con opción a compra y más de una década después apenas se ha entregado un 10%.

“Muchos han renunciado o bien han dejado de cumplir los requisitos para disfrutarla”, subraya. La orden de elección de Francisco J. tras el sorteo de 2007 era la número 33. Tras la entrega de llaves, ha sido el quinto en elegir. Cuando pasen los años, podrá adquirir la vivienda. De momento, la disfrutará en régimen de alquiler, por el que tendrá que pagar una mensualidad de entre 450 y 470 euros. Algo menos deberá desembolsar Sonia Tinajero, de 49 años y un hijo de 10. Su caso es distinto. Forma parte del cupo de especial necesidad reservado en cada promoción. Tras dos años con la solicitud varada, esta maestra en paro se ha convertido en la vecina de Francisco J. Pero la aventura no ha terminado: ahora, su litigo es con las empresas de suministro de servicios, con las que cada vecino debe realizar su contrato de forma individual.