Olas y salitre en ocho milímetros
El Surf Film Festival celebra su primera edición en Matadero con 27 películas que huelen a mar
Este fin de semana Madrid olerá a salitre y, si se presta mucha atención, se podrán oír las olas romper en Matadero. No, tranquilos... el Manzanares no va a convertirse en una playa, pero los de Legazpi lo intentarán. Madrid se sube a la tabla de ciudades como Tenerife, Santander y San Sebastián y estrena la primera edición del Surf Film Festival 2016. Un total de 27 títulos, entre cortos, medios y largometrajes que se proyectarán en la Cineteca desde el 27 al 29 de mayo, con un precio de 3,50€ por sesión.
Dicen los amantes del surf que la suya es una forma de vida distinta y que sus retinas recogen vivencias que necesitan transformar en arte. Los grandes temas del cine dedicado a esta disciplina son los mismos que entretejen su experiencia. Viajar varias veces al año a otra punta del mundo, conocer otras formas de vivir, de pensar... y en fin, respirar mar, fundirse con él y comprometerse con el cuidado de playas y océanos, porque a los 'surfers' también les define su amor por la naturaleza.
Y cuando todo esto se traslada a la pantalla, para que, como dice el director del festival, Chema Cavero “la cámara sea fiel a lo que se está sintiendo”, se requiere una técnica muy cuidada, una fotografía exquisita, música con fuerza y una vibración perfecta. No es casualidad que este género sea pionero en experimentar con cámaras acuáticas y drones. “Surfear, como grabar, es experimento puro”, apunta Cavero. “Está directamente relacionado con la naturaleza, porque eres tú, tu tabla y el mar vivo, ¿cómo trasladas eso a la gente?”.
El director vasco Igor Bellido, autor de Surfing with icebergs (2016), una pieza que se exhibe el domingo, lo explica así: “La inspiración es la naturaleza y, en mi caso, el surfing es una pasión. Hay directores que cuentan historias de gente, para mí la intención es reflejar la sensación de ir a lugares apartados”. Bellido representa una de las nuevas corrientes del surf, que busca destinos más alejados y menos saturados para coger olas. Metas más frías (como Islandia, Islas Feroe o Irlanda, por ejemplo) que suponen una complicación extra para técnicos y surferos, pero que huyen de la masificación y buscan reencontrarse con una naturaleza más viva.
Afición por el surfing
Dentro de esta temática de viajes, el festival presenta también superproducciones como Strange rumblings in Shangri La (2014) o el divertido cortometraje británico de ficción ‘The Shaper’ (2012), premiado en otros festivales internacionales. El cine más social y comprometido viene de la mano de cintas como la conmovedora Surf sin límites, de Iker Elorrieta, o The friendly pirate (2016), una historia emotiva rodada en Australia por Jaime González.
¿Pero, por qué Madrid si aquí no hay playa? Chema Cavero explica así el aterrizaje: “Hace cuatro años empezamos a hacerlo en Tenerife, pero Madrid es una ciudad llena de gente de fuera que trabaja y vive lejos del mar, hay una enorme afición por el surfing”. No todo serán historias contadas, es verdad. También habrá música: melódica, soul y jazz de la mano de O’Hara & The Southfish y Noé. Las paredes de Matadero también recogerán una exposición de fotos y en su suelo podrán vivirse actividades pegadas al mundo del surf. Como un taller para aprender a reparar tablas, sesiones de ‘tarpsurfing’ (una técnica de surf que sobrepone una tela en forma de ola en tierra firme) y skate con tabla carver o clases de yoga. Además, las tardes también dejarán espacio a las charlas, entre las que destaca la del domingo, dedicada a la gestión de residuos que ensucian las playas, con la participación de Amigos de la Tierra, Surfrider Foundation y Retorna.
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