Garganté: el concejal más antisistema de toda la CUP
El edil ha asistido a los disturbios de Gràcia, está procesado por coaccionar a un médico y fue detenido en una huelga general
Josep Garganté, el concejal más antisistema de todos cuantos integran la CUP, está en todas las movidas. Con su cabeza rapada, su barba poblada y su cuerpo lleno de tatuajes, el conductor de autobuses más famoso de Barcelona ha acudido al barrio de Gràcia durante las tres noches de disturbios. No se lo podía perder.
Garganté, hombre frontal, duro, de trato pedregoso, afronta un proceso penal por coaccionar a un médico para que modificara el contenido de un informe sobre un mantero. El pasado 24 de marzo, el concejal presionó, presuntamente al médico para que atribuyera las lesiones de un vendedor ambulante a una agresión policial. Éste se negó y le denunció. No es la primera vez que afronta un proceso penal. En su etapa como sindicalista de la CGT, fue detenido por daños y desórdenes públicos durante la huelga general del 29 de septiembre de 2010.
La actividad sindical de Garganté le llegó a liderar la huelga de autobuses que vivió Barcelona en 2007 y que mantuvo la CGT en solitario, sin el apoyo del resto de sindicatos. El concejal inició su actividad a los 18 años en CC OO. Se dio de baja para incorporarse a la CGT y, cuando el sindicato anarquista también le pareció poca cosa, se pasó a COS, de corte más radical.
Garganté compatibiliza su labor como concejal en el Ayuntamiento de Barcelona con la de conductor de TMB. Hace unos días, mostró su apoyo al concejal de Barcelona en Comú Jaume Asens ante la polémica por las presuntas presiones de Asens para dejar en libertad a un vendedor ambulante. Pese a la tormenta política sobre Barcelona en Comú -rival político directo de la CUP-, Garganté decidió ir por libre y expresar su solidaridad con Asens. Fue la única voz ajena al partido de Asens que le dio la razón.
Miembros de la CUP tuvieron sus dudas a la hora de incorporar a Garganté como número 3 de su lista por Barcelona. Sabían que no pasaría desapercibido. Poco tenía que ver con perfiles como David Fernández, la primera cara púbica visible de la CUP, o Antonio Baños, que llegaría después. La formación anticapitalista, sin embargo, le arropó sin fisuras cuando fue denunciado por las coacciones al médico.
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