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Puigdemont y Puig entierran la era “anticatalanista” del PP en Valencia

Los dos presidentes crean una mesa de trabajo en defensa del corredor mediterráneo

Ximo Puig y Carles Puigdemont, en el Palau de la Generalitat
Ximo Puig y Carles Puigdemont, en el Palau de la GeneralitatAlbert Garcia

Los presidentes de la Generalitat catalana y valenciana, Carles Puigdemont y Ximo Puig, escenificaron ayer el final de la etapa de aislamiento en que han vivido ambas comunidades durante los Gobiernos del PP de Eduardo Zaplana, Francisco Camps y Alberto Fabra.

Tras entrevistarse durante más de una hora, ambos coincidieron en la necesidad de iniciar una nueva era, “después del largo silencio de dos Gobiernos con ganas de entenderse y construir un futuro conjunto, que decidirá cada uno en función de lo que queramos ser”, dijo Puigdemont. Marcaba así distancias entre el proceso independentista catalán y la realidad política en valenciana. Horas antes, Puig había censurado en el foro Barcelona Tribuna el “cortoplacismo electoral del PP, que entiende que el anticatalanismo les proporciona votos”. En esa línea recordó que algún dirigente popular ha llegado a afirmar que “el gobierno valenciano es el banco de pruebas del pantacatalanismo”.

Más allá de las declaraciones, ambos presidentes pactaron la creación de una mesa de trabajo para impulsar la construcción del Corredor ferroviario del Mediterráneo. “Es increíble que no esté en las prioridades del Gobierno, porque eso significa que se están aplazando inversiones y se está perdiendo competitividad”, dijo Puig. Puigdemont coincidió en que la ausencia de ese trazado implica la pérdida de puestos de trabajo y de desarrollo de las empresas valencianas y catalanas.

“Queremos que el nuevo Gobierno sienta el aliento de ese proyecto en la nuca y se encuentre con deberes puestos en cuanto tome posesión”, insistió Puigdemont. Ambos se comprometieron a que se vean en cada comunidad las emisiones de las dos televisiones autonómicas. Además, el Gobierno valenciano está estudiando incorporarse al Instituto Ramon Llull, organismo público que promueve los estudios en lengua catalana.

Los dos presidentes coincidieron también, con matices, en defender un nuevo sistema de financiación.

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