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La reordenación de la Rambla indigna a los quiosqueros

Aseguran que con la reducción de espacio se perderán puestos de trabajo

Barcelona Tourists
Un grupo de turistas celebra una despedida de soltero en la Rambla.Albert García

El Plan Especial de la Rambla, que busca eliminar obstáculos de la calle, hoy tomada por turistas, en un intento de devolverla a la ciudad, pasará hoy por la comisión de Urbanismo después de recibir el visto bueno del pleno de Ciutat Vella. El plan contó con el voto favorable de BComú, ERC, PSC y la CUP. Ese apoyo ha indignado a los trabajadores de los once quioscos de prensa —a los que se reducirá a la mitad su espacio— y ha enfadado a los vendedores de souvenirs y turrones. Estos desaparecerán.

La regidora Gala Pin defiende que este nuevo plan es una intervención “valiente” para recuperar un paseo que la ciudadanía “había abandonado”. El plan cuenta con el beneplácito de Amics de la Rambla. Su presidente, Joan Oliveras Bagués, defiende un plan “que busca esponjar [el boulevard] ante el problema de masificación y crear espacio para el peatón”. “Sabemos que todo el mundo ha cedido”, comenta.

El pacto con el PSC inquieta a BComú

El panorama de un pacto estable en el Ayuntamiento de Barcelona entre Barcelona en Comú y el PSC inquieta más a las bases del primero que a las del segundo. El ambiente favorable al pacto no está claro entre las filas de la formación que lidera Ada Colau. Adrià Alemany —marido de la alcaldesa—, responsable de Relaciones Políticas e Institucionales de BComú, señaló en un largo comentario en Facebook explicando las razones de por qué votará sí. “No es un pacto que me entusiasme. Seamos claros”, señaló Adrià, quien se lamentó de que Esquerra Republicana se haya negado a pactar desde el minuto cero “anteponiendo intereses partidistas” y cálculos electorales “por encima del bien común”.

El actual ejecutivo ha repensado el plan durante un año. Aún así, se parece al que dejó el exalcalde Xavier Trias (CiU) y no contenta ni a quiosqueros, que deberán jibarizar sus establecimientos hasta dejarlos en 4,4 metros y, menos todavía, a los antiguos pajareros, quienes se reconvirtieron en vendedores de souvenirs y dulces y que ahora desaparecerán al no responder al “interés general”.

“Hace cinco años nos obligaron a cambiar de actividad. No pasaron ni cinco meses que ya nos querían echar”, recuerda indignado José Cuenca, su familia regenta cinco de las 11 antiguas pajarerías de la Rambla. Su hijo, Javier, asegura que 80 personas trabajan en estos tenderetes. No quieren ni oír hablar de indemnización: “Estamos dispuestos a volver a reconvertirnos, pero no nos queremos marchar”, afirma el mayor de los Cuenca, que tiene 62 años y lleva desde los 14 trabajando en la Rambla. Lamenta el trato dispensado por los sucesivos alcaldes. “Al final van a ser los de los desahucios los que nos querrán echar, podrían dignarse a reunirse con nosotros”, reprocha. Javier Cuenca asegura que nadie del Ayuntamiento se ha puesto en contacto con ellos. 

Los quiosqueros no tenían ayer ni idea del nuevo plan de ordenación. “¿Cómo, que quieren reducir el quiosco a 4,4 metros? Eso es menos de la mitad de lo que ocupamos ahora”, lamentaba un quiosquero de Canaletes. La mayoría de quiosqueros de la Rambla son empleados y los propietarios no les han comunicado nada. “Trabajamos dos personas por turno en cada quiosco. Si nos reducen el espacio con una persona será suficiente”, teme el trabajador de una garita en Santa Mònica. El propietario de uno de los quioscos es el Colegio de Periodistas de Cataluña. Un portavoz declinó posicionarse asegurando que no les han mostrado el plan específico de la Rambla, pero lamentó que en ocasiones en los quioscos “se venda de todo menos prensa”. Una florista cree que “nunca se habla de nada bueno” de la Rambla. Otro quiosquero critica que se sataniza al turismo pero en la Rambla “las noches de invierno no pasea nadie”.

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