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A juicio por estafa el API acusado de matar a una mujer en Els Pallerols

Los investigadores creen que el delito pudo estar en el origen del crimen

Marc Rovira
Carmen Gallart.
Carmen Gallart.

La tarde de la pasada verbena de Sant Joan los Bomberos tuvieron que apagar un incendio en un descampado de Els Pallaresos, un pueblo de Tarragona de 5.000 vecinos. Alguien había prendido fuego antes de tiempo a una hoguera preparada para la fiesta. Las llamas apenas tuvieron afectación, pero el suceso despertó el interés de la policía. Hacía menos de una semana que Carmen Gallart, una vecina de 65 años, había desaparecido de manera sospechosa y sin dejar rastro.

Once meses después no hay noticias de la mujer. La investigación judicial que se abrió a las pocas horas de denunciarse la desaparición ha concluido que la Gallart está muerta y que su cadáver ha sido ocultado en algún despeñadero. Ramon F., un agente inmobiliario de Tarragona, es el principal sospechoso del crimen y del posterior soterramiento del cuerpo. Este API, muy conocido por regentar un negocio familiar de compra y venta de inmuebles, fue detenido hace dos meses y está en prisión preventiva. Desde entonces no ha abierto boca. Se negó a declarar ante la policía y el juez instructor. El próximo miércoles está citado en el juzgado de Tarragona para que cuente su versión de la presunta estafa millonaria que cometió hace diez años contra Carmen Gallart. Un engaño que, sospechan los investigadores, ha terminado desencadenando el crimen.

Ramon F. se enfrenta a una posible condena de seis años de cárcel y al pago de una indemnización de no menos de dos millones de euros porque, aprovechándose de sus conocimientos del negocio inmobiliario, habría tramado una operación para cobrar 45.000 euros de comisión haciéndole creer a Carmen Gallart que había encontrado un comprador para una finca de su propiedad.

Mantiene el fiscal que los hechos se remontan a 2006 y que el acusado redactó un contrato falso donde hacía constar que Gallart se embolsaba 1.067.000 euros por la venta de una finca que tenía en una zona cercana al Anfiteatro romano de Tarragona. A cambio, la mujer le compraba al API una vivienda en el barrio de Sant Pere i Sant Pau por 900.000 euros. El caso es que jamás existió ningún comprador para la vivienda original de la mujer y ella tuvo que hipotecarse para poder pagar la casa que sí había adquirido en Sant Pere i Sant Pau. La Fiscalía sostiene que, al no poder pagar las cuotas del préstamo, Gallart terminaría perdiendo el dominio sobre las dos fincas y sobre una tercera que tenía en l’Ametlla de Mar.

Fuentes conocedoras del caso presentan al API como una persona “calculadora” y “manipuladora”, que llevaba un ritmo de vida alto y que no estaba dispuesto a que nadie le “aguara la fiesta” ni manchara su imagen. “Nuestro principal objetivo es la satisfacción de nuestros clientes”, presumen en la inmobiliaria de su familia. En este contexto, más enojo le causó aun al empresario que quien le sentara en el banco de los acusados fuera una persona como Carmen Gallart.

Los primeros en indagar el caso fueron los agentes de la unidad de investigación de los Mossos en Tarragona pero, tras detectar “cosas raras” y dudar de que se tratara de una desaparición voluntaria o accidental, traspasaron el expediente a la Unidad Central de Personas Desaparecidas. Varios agentes se han turnado durante meses para recopilar pistas que incriminen a Ramon F. y fuentes policiales conceden que “puede parecer fácil” pensar que él fue siempre el principal sospechoso. Sin embargo, tras unas pesquisas entorno al círculo más próximo a Carmen Gallart y a las amistades que ella frecuentaba, el primer sospechoso fue otra persona.

Para activar la detención de Ramon F. fueron claves las llamadas realizadas días antes de la desaparición de la mujer y la geolocalización de los teléfonos del presunto agresor y de la víctima. En el sumario consta que el día de la desaparición un repetidor de telefonía próximo al garaje de Ramon F. captó la señal del teléfono de Carmen Gallart.

El sumario recoge otra vía de investigación. Es un viaje que hizo el empresario al Pirineo. En un coche usado por el sospechoso, que ninguna fuente confirma que se trate del mismo vehículo con el que se desplazó a la montaña, se hallaron manchas de lo que pudiera ser sangre humana. Los análisis no han confirmado que, de ser sangre, se corresponda con el tipo genético de Carmen Gallart, pero este extremo preocupa poco a los investigadores porque aseguran tener otros muchos indicios sólidos para acorralar al supuesto culpable.

Entre las cenizas de la hoguera de Sant Joan jamás apareció nada anormal y ha habido pistas que han conducido a un callejón sin salida pero quienes han trabajado en el caso cuentan que la colección de pistas ha terminado por ser reveladora.

Els Pallaresos fue escenario de otra desaparición sonada que acabó con la condena a 30 años de Ramon Laso por la desaparición, en 2009, de su pareja sentimental y su cuñado. Los cuerpos jamás han sido localizados y la de Laso fue la primera condena por homicidio de España en un caso sin cadáver. Se da la circunstancia de que muchos de los investigadores del caso de Gallart también trabajaron en el de Laso.

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