Tras la capacidad dramática
El festival Talent intenta, no sin polémica, potenciar el lanzamiento de nuevos artistas
“Es la paradoja del comediante: toda la vida deseando que te cojan en un casting y el día que pasa te quieres morir: tengo que estar a la altura de papá, de mamá, del público, de la prensa...”, bromea el actor y director Sergio Peris-Mencheta. Ha venido a ejercer de mentor de la joven compañía Lacanoa Teatro que va a presentar algo así como la semilla del espectáculo Spoon River, con el que concursarán en el festival Talent 2016. Y el personal, de riguroso negro, anda algo nervioso.
Pero comienzan a improvisar frases del texto, movimientos, gritos, susurros, canturreos, se hacen una maraña y alguna otra cosa rara, mientras Peris-Mencheta, muy atento, les aconseja: “Cerraos más, todo pequeño, todo micro”. “Cambiad de frase”. “Y ahora pon tu pie en su espalda”. Y con ese pie ahí puesto queda fetén el final de la breve sesión. Aplausos. Explica la directora Yolanda Vega que están tratando de dar cuerpo a los poemas/epitafios de la Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters, pero aplicados a los refugiados actuales en vez de a la clasista sociedad estadounidense de principios del XX.
Esta es solo una de las sesiones de asesoramiento que los finalistas del Talent (hay 42 seleccionados) están teniendo con algunas figuras de las artes escénicas como Antonio Najarro, María Folgueras, Daniel Abreu, Juan Carlos Rubio, Nicolas Rambaud o Manuel Coves. Los resultados se podrán ver del 2 al 10 de junio en los Teatros del Canal; el 11 será la gran final, de la que saldrá un ganador por categoría (con un premio de 1.000 euros) y un ganador total (que se llevará 5.000).
Cualquiera puede presentarse al Talent y competir con un pequeño fragmento de su obra. Pero las compañías que se presentan suelen ser pequeñas, alternativas o novatas, y según relata la directora, Monica Hamill, parecen venir de otro mundo teatral subterráneo muy diferente del que ve el espectador en su butaca: predomina la danza (que luego no acaba de llegar a los escenarios) y más que temas de actualidad (como se estila desde la irrupción de la crisis en la escena nacional) se dedican a otros asuntos o tiempos pretéritos.
El festival Talent ha sido criticado por frivolizar las artes escénicas convirtiéndolas en una competición de pequeños fragmentos que según algunos no van a ninguna parte. En hacer de ellas una especie de talent show de los que abundan en la tele. “Nosotros no tenemos nada que ver con eso”, se defiende Hamil. “Lo que pretendemos es dar una plataforma en un teatro de primera fila y mentores de gran nivel. Ser el primer paso, lanzar a estos artistas”.
De hecho, andaba ayer también por los Teatros del Canal el actor Fran Perea, que venía como representante de los Teatros Luchana que, a punto de cumplir un año de existencia, colaboran este año con el Talent ofreciendo a los ganadores un contrato de un mes en su teatro. “Queremos darles una salida directa al mercado y fomentar la cultura en el barrio de Chamberí, donde se está generando un movimiento teatral muy interesante”, explica. Pero con lo mal que andan las cosas en este mundillo, ¿no es cruel dar ilusión a los que empiezan? “Aquí hay grandísimos profesionales y nunca les diría que se retiren. Lo que necesitamos es más movimiento, que se genere más tejido, y eso nos interesa a todos”.
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