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Álvarez se despide de la dirección de UGT de Cataluña 26 años después

El nuevo secretario general de la confederación destaca el crecimiento de la organización

Dani Cordero
Josep Maria Álvarez, secretario general de UGT.
Josep Maria Álvarez, secretario general de UGT.ENRICO BARAZZONI

Josep Maria Álvarez se despedirá el viernes como secretario general de UGT de Cataluña, después de que el congreso de la organización apruebe la nueva dirección. Ayer, quien se convirtió hace unos veinte días en el líder de la organización confederal, hizo un repaso a su gestión al frente de la organización catalana, de la que destacó el salto que ha realizado durante sus 26 años de mandato continuado: del 20% de la representación sindical en Cataluña en 1990 al 40% actual; de los 30.000 afiliados de hace cinco lustros a los 150.000 actuales.

Por la tarde, el 99,7% de los delegados que participan en el Congreso votaron a favor de su informe de gestión. La gestión del comité nacional y la de la comisión de control económico fueron aprobadas por el 99,5% de los delegados.

Matías Carnero: de militar voluntario a la cumbre de Seat

Matías Carnero (Barcelona, 1968) es un habitual de las fotografías institucionales de Seat desde que en 2001 se convirtió en el presidente del comité de empresa de la firma. Las hay junto a monarcas, presidentes de gobierno y ministros de distinto color político y con hasta cinco presidentes de la compañía automovilística a los que ha sobrevivido desde que está en lo más alto del comité de empresa, que le ha aupado al comité europeo y mundial de Volkswagen.

Este hijo de andaluces de Osuna se ha mantenido en la misma empresa desde que entrara en sus instalaciones de la Zona Franca en 1987. Por entonces, ya había decidido que no quería estudiar, por lo que a los 16 años cogió el petate y se fue a hacer el servicio militar voluntario a los cuerpos de operaciones especiales (COE). En Seat han predominado sus tareas sindicales. Un año después de entrar empezaba el periplo como liberado sindical que solo abandonó entre 1990 y 1994, cuando volvió a trabajar en la cadena de montaje del Seat Marbella tras una baja por enfermedad.

Después de aquel intervalo, volvió a centrarse en la sección sindical y empezó a escalar. Se convirtió en el presidente del comité de empresa, subió en el escalafón de la Federación del Metal y hace cuatro años se convirtió en el secretario adjunto de UGT. Ya sonaba como un serio delfín de Álvarez, a quien conoce desde finales de los ochenta.

Quienes lo conocen de cerca dicen de él que es una persona muy constante, trabajadora y que cumple sus compromisos, aunque también que puede llegar a ser autoritario —cuando cree que tiene la razón— y “de ese tipo de personas que ni olvida ni perdona”. Entre sus haberes está haber creado la bolsa de horas en Seat y haber ampliado las cotas de flexibilidad laboral todavía más cuando la fábrica de Martorell optaba a fabricar el Audi Q3. De hecho, muchos consideran que el éxito de la Seat actual obedece a su labor en la dirección del comité de empresa.

Hoy está previsto que se presente la candidatura del equipo que liderará el sindicato durante los próximos cuatro años. Si no hay cambios de última hora, se creará un organigrama bicéfalo que descansará sobre las figuras de Matías Carnero y Camil Ros. El primero ocupará una presidencia de nueva creación y prevé asumir las cuestiones económicas del sindicato. El segundo se hará con la secretaría general, desde la que tendrá que asumir el día a día del sindicato y mantener buena parte de la representación institucional. Ambos representan también dos posiciones políticas muy diferenciadas: el primero, que se califica como “felipista”, defiende la actual relación de Cataluña con España mientras que el segundo tiene posiciones independentistas. La organización ha defendido el derecho a decidir bajo la batuta de Álvarez. Bajo Carnero y Ros descansarán dos vicesecretarios generales, Laura Pelay y Jordi Comallonga.

Camil Ros: un ex de ERC para llevar la central socialista

Explica Camil Ros (Vallromanes, 1972) que sus orígenes sindicales se remontan a los 14 años, cuando dirigió una asamblea en clase en el marco de una convocatoria de huelgas estudiantiles cuando cursaba Formación Profesional de Administrativo. Lo cierto es que no empezó su carrera sindical hasta 1996, cuando junto a un grupo de jóvenes vinculados a Esquerra Republicana se aproximaron a UGT para crear la organización juvenil Avalot de la mano de Josep Maria Álvarez, quien buscaba ensanchar la base de edad y de espectro político del sindicato.

Aquel mismo año fue elegido secretario general de las Juventudes de Esquerra Republicana y dos años después inició en el sindicato su carrera como liberado sindical después de haber trabajado como administrativo en compañías del sector de la construcción. Pese a nacer en el Vallès Oriental, a los 25 años se mudó a Girona, donde reside actualmente. “Vivo un poco entre el AVE y la AP-7”, señala sobre sus diarios viajes entre su casa y su trabajo.

En Girona fue el secretario general de la organización entre 1998 y 2008. Explica un amigo suyo que, pese a la pátina de timidez que le caracteriza, su participación es requerida todavía en las asambleas que se celebran en empresas del Vallès. Y otra persona cercana al sindicato próximo a posiciones no independentistas asegura que de aquel grupo tan politizado que fundó Avalot es una de las personas que más interiorizada tiene la idea global del sindicato, la que ahora tendrá que reformar desde su cargo de secretario general. “Es muy reflexivo, le da bastantes vueltas a las cosas y es un muy próximo”, señala una persona cercana.

Su vinculación a ERC ha generado recelos en una organización históricamente vinculada al socialismo. Él intenta obviar ese debate y asegura que ya hace cinco años que se dio de baja de la formación independentista y que la política se queda a las puertas del sindicato.

Antes del traspaso de las riendas del sindicato Álvarez pidió mantener la misma unión actual. “Podríamos habernos suicidado y dividir el sindicato en dos, como algunos hubieran querido, pero no lo hemos hecho y os animo a no hacerlo ni ahora ni nunca, porque la mejor garantía de cohesión y para mantener los puentes entre Cataluña y España son las organizaciones sindicales”, señaló quien llamó a recordar que el origen de la reivindicación del derecho a decidir está en la sentencia del Tribunal Constitucional que “mutiló” el Estatuto.

En el plano sindical, el dirigente señaló su objetivo de "derogación" de las reformas laborales. Y se refirió especialmente a los puntos que afectan a la ultraactividad y la aplicación automática de los expedientes de regulación de empleo. Asimismo, ha animado a los partidos que los plantearon que empiecen a concretar la medida que defendieron durante la campaña electoral de las municipales para crear un salario mínimo de Barcelona.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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