El genial testamento coreográfico de Gades
Su compañía bailará ‘Carmen’ y ‘Fuenteovejuna’ en el Teatre Victòria
La Compañía Antonio Gades presenta del 30 de marzo al 24 de abril, en el Teatre Victòria de Barcelona, dos de las obras más emblemáticas de la historia de la danza española: Carmen (del 30 de marzo al 10 de abril) y Fuenteovejuna(del 13 al 24 de abril). Ballets nacidos del talento creativo de Antonio Gades (Elda, Alicante, 1936- Madrid, 2004) y que son el máximo exponente de cómo su autor unió en sus ballets dramaturgia y baile, sobriedad y buen gusto, flamenco y folclore y con ello revolucionó el mundo de la danza española y el flamenco. Presentaron las actuaciones su viuda, Eugenia Eiriz, y su hija María Esteve, directora general y presidenta, respectivamente, de la fundación que lleva el nombre del artista. Lo hicieron en un lugar cercano a la antigua playa del Somorrostro, y no por azar: Gades amaba este rincón cerca del mar de Barcelona.
La Compañía Antonio Gades vuelve al Victòria después de exactamente 20 años. En aquella ocasión aún bailaba su director. El éxito fue sonado, solo hay que recordar los diez minutos de aplausos y ovaciones al finalizar las funciones. Realizaron veinte representaciones y contaron con más de 20.000 espectadores. “Mi padre aún bailaba, fue Don José en Carmen y un año antes, en este mismo teatro, Frondoso en Fuenteovejuna”, explica la hija del artista. “En esta ocasión, contamos con la participación de Antonio Canales, para encarnar al alcalde de la obra de Lope de Vega. El bailaor se ha sabido adaptar a las exigencias estilísticas del personaje sin perder su personalidad escénica. Mi padre ha dejado un legado coreográfico y artístico que tanto Eugenia Eiriz como yo hemos intentado salvaguardar y creo que lo estamos consiguiendo, era su obsesión. Él fue quien tuvo la idea de crear la fundación unos meses antes de morir”.
El público que vaya al Victòria a ver Carmen, el magnífico trabajo de Gades y Carlos Saura de 1983 inspirado en la obra de Prosper Mérimée, y Fuenteovejuna de 1994 inspirado en la obra homónima de Lope de Vega, se encontrará con el testamento coreográfico de Gades. “Hemos salvaguardado su ética, su estética, su baile sobrio, estilizado y disciplinado y la riqueza de su vocabulario dancístico tanto en el flamenco como en el folclore, a lo que hay que sumar la energía y dinamismo de una compañía joven”, continúa Esteve. “El trabajo coral destila la fuerza, pasión y elegancia que exigía Gades. En esta ocasión Carmen será Esmeralda Manzanas. Stella Arauzo, la directora de la compañía, realiza un trabajo que no tiene precio, ella empezó a bailar con Antonio Gades cuando tenía 16 años y ha sido totalmente fiel a su estilo, es muy estricta con este tema”.
La Compañía Antonio Gades reside en Getafe, trabaja en una antigua fábrica de harina que le ha cedido el Ayuntamiento de aquella ciudad. Se mantiene de las actuaciones que realiza, de ellas un 80% en el extranjero y un 20% en España y de una subvención del Ministerio de Cultura, pero que resulta insuficiente. “Subir a más de 30 artistas a un escenario es muy caro”, afirma Eugenia Eiriz.
“La fundación se nutre de los derechos de autor de la coreografía de Gades y también realiza programas pedagógicos en conservatorios y colegios que acercan a los estudiantes a la danza española y el flamenco”, señala Esteve y continúa: “Nos gustaría contar con mayor ayuda de las instituciones oficiales, por ejemplo mi padre tenía una colección maravillosa de pintura con cuadros de Miró, Picasso, Antonio López y Tàpies por citar algunos y nos gustaría poder enseñarla, en una palabra nuestra meta es conseguir que se reconozca el gran trabajo que realizó Gades en el mundo de la danza, como bailarín y coreógrafo, y tener un lugar donde exponer su legado artístico”. Esteve recuerda como Gades, para crear Fuenteovejuna, que se vio por primera vez en tierras catalanas en 1995 en el Festival Castell de Peralada, realizó un cuidadoso y exhaustivo estudio del folclor. Para ello pidió la colaboración del maestro en bailes populares Juan Linares. El coreógrafo viajó por los pueblos para observas las danzas de sus gentes y vistió a los bailarines con trajes de algodón, más pesados que la seda, para que tuvieran las mismas posturas que los campesinos.
Gades murió en el Hospital Gregorio Marañón a escasos metros de donde creó sus mejores coreografías. “Hemos escrito varias cartas al Ayuntamiento de Madrid para solicitar que se pusiera una placa conmemorativa en la puerta del local, pero no hemos obtenido respuesta", deplora la viuda del artista.
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