Una ‘mezzosoprano’ en un berenjenal
A pesar de su buena voz , Magdalena Kožená estropeó su debut en el Palau de la Música al mezclar lo antiguo con lo moderno
Acompañada por el conjunto instrumental La Cetra dirigido por Andrea Marcon, debutó en el Palau de la Música Catalana de Barcelona, tardíamente y con poco público, Magdalena Kožená, una de las mejores y mas hermosas voces de mezzosoprano de la última década.
Intentando, se supone, cambiar las cosas y escapar de los senderos trillados del manido recital tradicional, la cantante checa se metió en un buen berenjenal al mezclar lo antiguo con lo moderno y la interpretación convencional de concierto con la escenificación.
Magdalena Kožená
Magdalena Kožená, mezzosoprano.
La Cetra Barockorchester. Andrea Marcon, director.
Obras Ucellini, Monteverdi, Merula, Ivanovič, Castello, Berio y Marini.
Temporada de Conciertos Palau 100. Palau de la Música. Barcelona, 16 de marzo de 2016.
Se empezó de modo tradicional con fragmentos instrumentales de contemporáneos de Monteverdi (Ucellini, Merula), bien interpretados por el grupo La Cetra, intercalados con las dolientes arias de Ottavia, la esposa abandonada por Neron, procedentes de L'incoronazione di Poppea, la última ópera de Monteverdi.
La cosa se empezó a complicar con Arianna has a problem, una reelaboración compuesta por Marko Ivanovič (1976) del célebre Lamento d'Arianna de Monteverdi en donde, entre la música y los versos originales, se intercalan reflexiones en lenguaje musical actual a cargo de una moderna Arianna que no duda en tildar a Teseo de "bastardo" y "malnacido" y a Dionisos de "tío bueno". La idea, en principio divertida, se agota enseguida y musicalmente el invento presenta muy poco interés.
La primera parte se cerró con la Sequenza III, la vistosa exploración sobre las posibilidades expresivas de la voz compuesta por Luciano Berio. Una obra muy rompedora y provocativa en 1965, cuando se compuso, y que hoy ha envejecido mal.
En la segunda parte, volvimos al pasado. Iniciada con una Passacaglia a quattro de Biaggio Marini, siguió con una versión escenificada del Combattimento di Tancredi e di Clorinda de Monteverdi. Disfrazada de Romano de Semana Santa con casco, armas y peto, Kožená incorporó los tres personajes de la narración en una escenificación que, por su gestualidad e iluminación, parecía directamente inspirada en la Opera dei Pupi, el teatro tradicional de marionetas siciliano.
Vocalmente estuvo muy bien, pero como espectáculo quedó pobre y sólo funcionó a medias.
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