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Crónica
Texto informativo con interpretación

Physical Graffiti

Cuando Llach da turno a los diputados, dice “tiene la voz” en vez de “tiene la palabra”, no en vano es cantautor

Lluís Llach, el gran ídolo de la nova cançó, fue nombrado este martes presidente de la comisión de estudio del Proceso Constituyente, la cual sigue impugnada por el Gobierno central. La sesión apenas duró media hora, y el debate principal, sustentado por el grupo parlamentario Popular (es decir, el partido que ha impugnado la comisión), versó sobre si deben reunirse los martes, como propone ahora la mesa, o los viernes, como se había dicho antes. Al final no pudieron solventar tema de tanta enjundia parlamentaria, de modo que ha quedado pendiente. Así se levantó la sesión y los diputados se esfumaron llevándose sus carpetas con el logo del partido. Llach salió acompañado (la abrazaba por el hombro) de Laura Aymerich, la guitarrista que también le ha acompañado históricamente en sus actuaciones y que ahora le acompaña a menudo en el comedor del Parlament, bastante más económico que los bares de afuera.

Cuando Llach da turno a los diputados, dice “tiene la voz” en vez de “tiene la palabra”, no en vano es cantautor. El antes militante en comunismo y ahora militante en común (hasta aquí han llegado los recortes), Joan Coscubiela, brindó con voz tímida de discos escuchados unas palabras de admiración a Lluís Llach y le felicitó por su nombramiento. Llach le miraba con sonrisa coqueta de artista elogiado. Coscubiela se expresa con énfasis pero bajito, como si la política fuera un viejo programa de radio nocturno. Dijo de Llach que es un hombre acostumbrado a hacer de puente, y sí es cierto que en la vida parlamentaria se hacen todos los puentes. Entonces pidió la palabra el diputado popular Santi Rodríguez para expresarle desde “un punto de vista humanístico” todos sus respetos al flamante presidente pero enseguida objetó que los puentes se apoyan sobre dos puntos y él aquí solo veía uno. Su colega de partido, la diputada Andrea Levy, asintió de perfil ante esta metáfora de ingeniería, que ni salida de una novela de Benet.

Todos los grupos han enviado a la comisión a sus primeras filas, excepto los socialistas y los ciudadanos, que no han enviado a nadie, y aun así tampoco brillan por su ausencia. Coscubiela dijo que él venía pero no porque esté de acuerdo, sino por si tuviera que defenderles. La izquierda es un ser solitario con complejo de Capitán Trueno. Sentado junto a él, su compañero Lluís Rabell no decía nada. En cada intervención, Santi Rodríguez recordó que no estaba allí para participar sino para recordar que no participaba. La derecha es un remordimiento de conciencia. La política es una escalera de incendios oxidada en un edificio sin gente, como en la portada del Physical Graffiti.

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