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CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Arte de inhumana belleza

Tocar el 'Arte de la Fuga' de Bach en teclado es empresa ardua y hacerlo de memoria como lo hizo Evgueni Koroliov en el Palau, titánico

El Arte de la Fuga, lacima del arte (¿o quizá de la ciencia?, ¿o quizá de la técnica?) del contrapunto expresado a través de la más severa de sus formas, la fuga, es una obra de una belleza inhumana. Su belleza es la de los movimientos complejos, la de los planetas orbitando, la de un reloj mecánico funcionando, un reloj eterno, cósmico, que marca horas y días determinados por otros soles.

La música del Arte de la Fuga, el testamento musical que Bach no pudo terminar, no contiene emociones, pasiones ni sentimientos o no los contiene de la forma en que los contendrá cuando el romanticismo se apodere de la música para convertirla en la voz del alma. La belleza del Arte de la Fuga es la belleza fría de la inteligencia llevada al límite de la abstracción.

Evgeni Koroliov, piano

El Arte de la Fuga BWV 1080 de Johann Sebastian Bach.
Temporada de conciertos Palau100 Bach.
Palau de la Música. Barcelona, 17 de febrero.

Tan abstracta es la obra que Bach ni dejó indicado que instrumento o instrumentos la deberían interpretar y hoy circulan por los escenarios versiones para teclado, para cuarteto de cuerda y para conjuntos de cámara de timbres heterogéneos que son los que permiten seguir más fácilmente los intrincados caminos de cada voz en el contrapunto.

Tocar el Arte de la Fuga, en teclado (la obra dura unos ochenta minutos) es empresa ardua y hacerlo de memoria como lo hizo Evgueni Koroliov en el Palau, ya es titánica. Tocar la pieza, además de difícil, es ingrato pues nadie se emociona con tu tocar y no pocos (como así ocurrió en el Palau) agotados, acabarán durmiéndose más o menos ostensiblemente. El aplauso final, nutrido, premiará la inteligencia, la seriedad, el rigor, pero no tendrá el arrebato apasionado que recibe un pianista después de tocar sonatas de Beethoven o Nocturnos de Chopin.

Koroliov, pianista muy serio, que ya convenció a finales de 2013 cuando vino al Palau a tocar otra obra mayor de Bach, las Variaciones Goldberg , aún estuvo mejor en su interpretación del Arte de la Fuga y cosechó todo el éxito que la interpretación una pieza de tanta severidad puede llegar a obtener en nuestros frívolos días.

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