Estrías en la garganta

Es fácil invocar el ascendente ya eterno de Cocteau Twins ante una banda de su misma escudería discográfica, 4AD, con una mujer al frente de las operaciones y una fotografía onírica y borrosa para ilustrar la portada de My Love Is Cool, su estimulante primer disco. Ellie Rowsell y sus tres chicos demostraron este viernes en La Riviera que pueden ser receptivos a las influencias, pero no seguidistas. Sobre todo porque la garganta de Rowsell no es tan etérea como narcótica, con el suficiente filo y estrías para considerarla una temprana heredera rubia de PJ Harvey. Media entrada (900 espectadores) para la primera incursión madrileña de los londinenses, aparte del bolo de septiembre en el Dcode; sospechamos que el margen de crecimiento es aún exponencial.

Las hechuras del cuarteto son muy notables. Hay intensidad y un regusto a tragedia solemne, pero también espacio para el juego, incluso el morbo. Joff Oddie es un guitarrista revoltoso, dotado para los ambientes pero también para un expresionismo ruidista siempre más sutil que flipado. Los ecos de Elastica afloran en los ramalazos más grunge de Ellie (She, Fluffy). Y el contundente batería Joel Amey da la sorpresa cuando en Swalowtail toma la voz cantante para resultar sensual en las notas medidas y exquisito en el falsete.

Faltan aún más canciones, en todos los sentidos, con la sobresaliente excepción de Bros. El repertorio se queda escueto, como en toda formación novel (los 15 temas se dirimieron en 61 escuálidos minutos), y carece de grandes hitos, esos momentazos incuestionables que se anhelan en los segundos de incertidumbre sobre cuál será el siguiente título. Pero los indicios alimentan la esperanza, caiga o no algún premio Brit. Wolf Alice suenan vivos, carnales y, contra pronóstico, dotados de personalidad propia. Algo tendrá que ver esa voz estriada de la amiga Rowsell.