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Tàpies, el informal

La fundación del pintor confronta obras de los años cincuenta con pinturas creadas por el artista entre 1955 y 1965

José Ángel Montañés
Aspecto de la exposición doble en la Tàpies. MASSIMILIANO MINOCRI
Aspecto de la exposición doble en la Tàpies. MASSIMILIANO MINOCRIMASSIMILIANO MINOCRI

El colapso que supuso la Segunda Guerra Mundial también afecto al mundo del arte, rompiendo con las corrientes imperantes hasta entonces, y dando origen, a comienzos de los años cincuenta, al arte informal caracterizado por obras abstractas y matéricas, en el que el gesto, el proceso y la acción, el mismo cuerpo como pincel, acabaron con la narración presente hasta entonces en la pintura; una época en el que los artistas, galeristas, amateurs y coleccionistas constituyen los nodos principales del mundo del arte, y en la que los museos carecían del protagonismo que hoy tienen. La Fundación Tàpies nos traslada a ese momento en una doble exposición. Una, en la que se muestran sesenta obras de las colecciones de Daniel Cordier y Anthony Denney procedentes de Les Abattoirs de Toulouse, comisariada por Laurence Rasssel, la anterior directora de la Tàpies y el actual, Carles Guerra. La otra, es una selección de las obras del propio Tàpies creadas entre 1955 y 1965 que muestran cómo, dentro de la misma corriente que impregna las obras de la colección del museo francés, el pintor dio un salto desde la pintura narrativa y literaria hasta la pintura matérica que le acabó caracterizando y dándole prestigio internacional.

El crítico de arte francés Michael Tapié tuvo mucho que ver con este arte, el art autre, que nació como reacción a la guerra, de forma destructiva y demente, desde el expresionismo abstracto de Estados Unidos a la pintura atávica del grupo Gutai de Japón. Un arte que rápidamente fue asimilado y comercializado y acabó siendo signo de modernidad, tal y como puede verse en las fotografías del apartamento del propio Denney, fotógrafo y editor de revistas de moda como Vogue, en el que las obras informalistas y marginales aparecen decorando su casa, junto a antigüedades y muebles de estilo clásico.

Entre los autores representados en esta impresionante colección, están Jean Fautrier, Jean Dubuffet, Jacques Brown, Alberto Burri, Lucio Fontana, del cual puede verse uno de sus característicos lienzos rasgados, Christo Coetzee o George Mathieu, del que se expone La Bataille de Hastings, un autor que realizaba sus obras en las calles de Londres con sentido de espectáculo y que Guerra no duda en definir como el “Jeff Koons de la época”. La versión japonesa del movimiento fue el grupo Gutai. Sus miembros realizaban escenificaciones, pintando en parques y teatros delante de los periodistas, siendo unos pioneros del happening. Impresionante es el enorme cuadro realizado con los pies de Kazuo Shiraga. Casi todos expusieron en la galería Stadler de París. Otros, como Karel Appel, Hans Hartung, Henri Michaux o el propio Tàpies lo hicieron en la galería americana de Martha Jackson. Todos están presentes en la exposición de la Tàpies al acabar formando parte de la colección de Denney. “Es una exposición sobre cómo se construye la historia del arte entre artistas, coleccionistas, la crítica y el público”, explica Rassel.

 En el piso superior del edificio modernista de la calle Aragón pueden verse una selección de 16 obras creadas por Tàpies en los diez años que van de 1955 al 1996. Comisariada por Núria Homs, la muestra arranca con el año que Tàpies conoce a Tapié que le lleva a realizar trabajos más personales y comenzar a experimentar con la materia, encontrando su sello internacional con la realización de muros donde la paleta destaca por sus colores grises en obra que firma en el reverso. Interesante es la documentación cruzada entre el artista, coleccionistas y críticos. En una de las obras, de 1959, le pide a Stadler que no preste ninguna de sus obras para la bienal que el régimen franquista estaba organizando en el Museo de Artes Decorativas de París. Entre las 16 obras expuestas, algunas poco vistas como Tela ventrada, de 1964 perteneciente al legado de Joan Teixidor o Gris, de 1956, de Pere Portabella. “Tàpies era un caso exótico dentro del art autre porque representa la dialéctica entre la modernidad y un país nada moderno”, explica Guerra.

La exposición Documentos de acción. Obras de las Colecciones Denney y Cordier (1947-1965), abierta hasta mayo próximo, es fruto de la colaboración entre la Fundación Tapies y Les Abattoirs de Toulouse. A partir del 11 de febrero podrá verse en esta ciudad francesa la exposición Antoni Tàpies. Parla, parla, a partir del fondo de la fundación barcelonesa. Será la primera muestra en el país galo tras la muerte del pintor, en febrero de 2012.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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