Las quejas de un hotel silencian de noche la catedral de Girona
El Ayuntamiento ordena que no repiquen durante las horas de sueño pese a la oposición de los vecinos del Barri Vell
Las campanas de la catedral de Girona no repican de noche desde el 6 de enero. Tras 18 años de quejas, los propietarios de un hotel del Barri Vell han logrado su objetivo y, con la mediación del exalcalde Carles Puigdemont, han logrado silenciarlas. El Ayuntamiento ha aplicado la normativa de ruidos en la vía pública y el Capítulo de la catedral, que se opone a ello, no ha tenido más remedio que acatar la norma para evitar sanciones.
Los dueños del Hotel Històric, que antes tenían apartamentos turísticos, han conseguido que las campanas de la catedral —que suenan desde hace más de mil años— no toquen los cuartos ni las horas desde la medianoche hasta las 6.45 horas. Según los dueños del hotel, las quejas de los clientes eran continuas. “La mayoría se mostraban encantados con el establecimiento, pero decían que no podían dormir. Incluso algunos que tenían reserva de tres noches se iban tras de la primera porque no habían podido descansar”, explicó Alba Puig.
Los dueños intentaron dialogar con el Capítulo de la catedral, sin éxito. Tampoco obtuvieron resultados de los diferentes Consistorios socialistas. Finalmente, fue el exalcalde convergente y actual presidente de la Generalitat quien se comprometió a buscar una solución. Puigdemont se reunió con los responsables de la Catedral y los vecinos para mediar. Tras constatar que no se podía amortiguar el sonido de las campanas y ante la amenaza de una demanda judicial, el consistorio midió los decibelios y constató que sobrepasaban los establecidos para las horas de descanso. El Capítulo se resistió a dejar en silencio las campanas para mantener la tradición, pero finalmente, el 6 de enero, acató la normativa.
El Ayuntamiento señala que, además del hotel, vecinos del casco antiguo se quejaron por los ruidos. Pero los vecinos del Barri Vell no están, en general, de acuerdo con la medida y han empezado a organizarse para revertir la situación. Se quejan, además, de que nadie les haya consultado ni informado. “Un ruido es un martillo neumático de una obra. Las campanas para mí no son ruido, son sonido ambiente de un entorno”, explica Joan Pluma, hasta hace poco director general de Patrimonio de Cultura de la Generalitat y vecino afectado. En el mismo sentido, otros vecinos califican el sonido de las campanas de “música” que forma parte del Barri Vell y su historia.
La catedral de Girona no es la única que ha enmudecido de noche. La iglesia gerundense de Sant Salvador d’Horta también sufrió las quejas de los vecinos y, el año pasado, la iglesia de Begur (Baix Empordà) silenció sus campanas por las quejas de los turistas de un hotel de la localidad.
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