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Puigdemont repesca para su Gobierno a cargos de Mas

El reparto ha creado departamentos estanco entre CDC y Esquerra

El Gobierno catalán completará esta semana una de las tareas más rutinarias del inicio de mandato: la configuración de sus equipos. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha escogido a algunos cargos que ocupaban un escalafón inferior en el Gobierno de Artur Mas y los ha ascendido con el nuevo Ejecutivo. Bajo su batuta, deberán cumplir el deseo del nuevo presidente de tener un Gobierno “que se explicara”, así como de coordinar las áreas repartidas entre Convergència y Esquerra.

Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat
Carles Puigdemont, presidente de la GeneralitatAlbert Garcia

Uno de los casos más claros del nuevo papel reservado a cargos intermedios de Mas es el de la secretaría del Gobierno. El ascenso a consejero de Jordi Baiget ha aupado a Joan Vidal de Ciurana, exdirector de la oficina de Presidencia de Mas, a convertirse en la mano derecha de Puigdemont. Esta tarea la asumirá Josep Rius, que llevaba desde junio en la Generalitat como coordinador del gabinete de Mas.

Otro de los ascensos destacados es el de Elsa Artadi desde la dirección general de Tributos y Juego, a la coordinación interdepartamental, un área de especial importancia en un gobierno en el que las carteras están repartidas entre diferentes partidos.

Su papel deberá adaptarse a la estructura de un Ejecutivo repartido en tres grandes áreas. Especialmente con el vicepresidente, Oriol Junqueras, a quién Puigdemont delegó la coordinación en los asuntos relacionados con el proceso soberanista. El líder de ERC acumula mucho poder e incluso se ha creado una oficina de coordinación para hacer más visible su papel de número dos.

El reparto dentro de Junts pel Sí ha servido para configurar departamentos estanco: CDC no aporta ningún nombre a las carteras con titular republicano, y viceversa. Eso se repite en todas las áreas a excepción de la comunicación, otra de las más sensibles para la presidencia. Puigdemont mantiene a otro miembro del círculo de Mas, el veterano convergente Jordi Vilajoana, que será secretario de Difusión y Atención Ciudadana.

Deberá coordinarse con el secretario de comunicación, lugar para el que ERC ha elegido al periodista Miquel Martín Gamisans, que ha sido unos meses director de La Xarxa. Un escalafón por debajo se sitúa el director general de Comunicación, un cargo de CDC que todavía está por elegir. El mejor situado para ocuparlo es Jaume Clotet, ahora encargado de la relación con los medios internacionales.

El resto de departamentos ha vivido también un cambio notable de estructura para adaptarse al pacto. El más notorio es la fusión de las antiguas carteras de Ocupación y Bienestar Social y Familia bajo un megadepartamento de nueva creación: Trabajo, Asuntos Sociales y Familias. La titular es Dolors Bassa (ERC) y depende del área económica que dirige Junqueras, y no de la social, a cargo de Neus Munté.

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“La mejor política social es el trabajo”, defiende Bassa. Es un postulado que ha sido bien recibido dentro por las entidades sociales, pero queda en el aire cómo será la coordinación entre las áreas. “Que los programas sean realmente interdepartamentales siempre ha sido uno de los puntos negros de los Gobiernos catalanes. Me da la sensación de que se busca crear compartimentos estanco”, explica una veterana del mundo de las entidades. Munté asegura que la coordinación entre las áreas será “el consejo ejecutivo”.

Otro de los movimientos que ha sorprendido es llevarse las atribuciones de vivienda al departamento de Gobernación. En la anterior legislatura dependía de Territorio, junto con la Agencia de la Vivienda de Cataluña. Esto permitía un trabajo coordinado, por ejemplo, con el Incasol. Puigdemont aseguró que el cambio buscaba permitir que los ayuntamientos, por su cercanía, tengan un papel más clave en la gestión de la emergencia social. El máximo responsable de Vivienda, Carles Sala, es el cargo más alto que tiene en el nuevo ejecutivo Demòcrates de Catalunya, el partido escindido de Unió. La formación, que se integró en la lista electoral Junts pel Sí, es la menos beneficiada en el reparto de cargos del nuevo Gobierno.

 

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