Sánchez confía en la remontada final para devolver al PSOE al Gobierno
El candidato denuncia un "frente" antisocialista de PP, Ciudadanos y Podemos para evitar la victoria
El candidato socialista a La Moncloa, Pedro Sánchez, denunció ayer un “frente anti-PSOE” de PP, Ciudadanos y Podemos para evitar su victoria electoral y llamó a concentrar el voto de la izquierda en su formación. En su penúltimo acto de campaña en el palacio olímpico de Vall d’Hebron en Barcelona y ante más de 3.000 personas, el líder socialista criticó a Pablo Iglesias, al que reprochó que dijera que no apoyará a los socialistas para llegar a La Moncloa. Sánchez prometió que formaría un gobierno monocolor si gana las elecciones y que buscaría apoyos puntuales con otras formaciones.
“Está dispuesto a aceptar los votos del PSOE para ser presidente pero ha dicho que no apoyará al PSOE si necesitamos los suyos”, recordó Sánchez para referirse a Iglesias. “Eso demuestra que si algo ama por encima de cualquier cosa es a sí mismo. Yo también me amo a mí mismo”, insistió el candidato socialista, quien repitió que el PSOE no es un partido recién creado.
Dos horas antes y en el foro Barcelona Tribuna Sánchez, rechazó la acusación que ha sentido durante estos días por parte del PP: que aspiraba a gobernar con el apoyo de Podemos y Ciudadanos. El líder socialista se comprometió a gobernar en solitario y buscar apoyos puntuales con otras formaciones durante la legislatura.
“Mi aspiración y compromiso es formar un gobierno monocolor después de ganar las elecciones y tender la mano al resto de formaciones políticas”, dijo Sánchez. “Si el PP y Ciudadanos suman habrá cuatro años más de Rajoy, igual que si Podemos resta a la izquierda”, apostilló Sánchez, quien en otro momento se ratificó en el calificativo de “indecente” que lanzó contra Mariano Rajoy en el debate televisivo del paso lunes. “¿Cómo se le puede llamar si no a una persona que empezó la legislatura con la trama Gürtel y la va a acabar con Pedro Gómez de la Serna”, se preguntó el líder del PSOE. “En un país normal hubiera dimitido a mitad de la legislatura”.
Además de las críticas al PP por la corrupción, Sánchez arremetió con dureza contra Artur Mas, al que acusó “con asombro y tristeza”, de degradar la presidencia de la Generalitat. “Los tiempos mediocres engendran nuevos profetas”, afirmó Sánchez citando a Albert Camus.
El candidato socialista considera que en Cataluña existe un “problema político” que debe considerarse una prioridad por el nuevo Gobierno que surja del 20 de diciembre y ha reclamado “respeto” por el 48% de los votantes catalanes que el pasado 27 de septiembre votaron opciones independentistas.
El líder del PSOE cerró campaña con el PSC en lo que fue un acto de autoestima entre ambos partidos en el palacio olímpico de Vall d’Hebron de Barcelona. Asistieron unas 3.500 personas, aseguraron fuentes del partido. Nada que ver con aquellos llenazos de 12.000 personas en el Palau de Sant Jordi de las épocas en que José Luis Rodríguez Zapatero pronunció su conocida frase de “apoyaré el Estatuto que surja del Parlamento catalán”. Las fotografías de aquel día aún cuelgan en los despachos del PSC, y el socialismo es consciente que está muy lejos de recuperar aquella capacidad de movilización, pero están conjurados para lograrlo, o al menos eso es lo que prometen.
El candidato a La Moncloa abrió campaña electoral en Barcelona el día 4 con un acto en L’Hospitalet de Llobregat, un feudo electoral socialista y la cerró ayer en la capital catalana antes de coger un avión para rematar en Fuenlabrada. Por la mañana, el líder socialista había pronunciado un mitin en Zaragoza.
Despojado de la corbata roja y la americana azul eléctrico que lucía apenas una hora antes en el Hotel Palace de Barcelona, el líder del PSOE fue coreado por un electorado aún fiel que no ha dejado de votar socialista desde Felipe González.
La intensidad y el cansancio de la campaña afloraron en la intervención del candidato, tan espeso como disperso en su mensaje, mucho más nítido que dos horas ante. Ante la militancia asistente al acto final de campaña Sánchez optó por la senda fácil y volvió a esgrimir la lista de corruptelas del PP y levantó los aplausos de aquel votante que pedía a Alfonso Guerra que “diera caña”.
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ofició de telonero y abandonó su habitual tono de moderación, enlazando proclamas socialistas que despertaron de sus sillas al público. “¡Iceta, Iceta!” e “¡Iceta lo peta!”, respondió la militancia, antes de que Sánchez subiera al escenario y fuera aclamado al grito de “presidente, presidente”.
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