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Una madre lanza a sus dos hijas por la ventana y se suicida

La mujer sufría una depresión, episodio que se pudo ver agravado por su dificultad para manejar las distintas edades de sus hijas

Alfonso L. Congostrina

“Querida Mireia, demasiado tarde pero estoy contigo”. Así comienza una carta colocada ayer junto a tres rosas en el suelo de la plaza de Mela Mutermilch de Girona. Allí, la noche del miércoles murieron una niña de once años, una bebé de diez meses y la madre de ambas, Mireia P. de 42. Las tres cayeron desde un decimotercer piso. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que la madre lanzó a las niñas por una ventana y, acto seguido, se suicidó.

La ciudad de Girona ha quedado rota tras la muerte de Mireia P. y dos de sus hijas. La aparejadora, de 42 años, era hija de un conocido matrimonio de empresarios de tiendas de calzado. A las 19.30 del miércoles se trasladó junto a dos de sus hijas hasta su despacho de arquitectos, en el piso 13 del número 63 de la calle Joaquim Vayreda. Allí trabajaba junto a su marido en el mismo piso, donde la aparejadora pasó su infancia. Uno de los primeros edificios de la ciudad catalana en el que la pareja había instalado su despacho —Martí Franch Arquitectura del Paisaje— desde el que habían logrado el reconocimiento internacional.

Doce minutos después de atravesar el portal del inmueble, los cuerpos de las dos menores impactaron frente a la terraza del bar Kiu, en la plaza Mela Mutermilch. Un segundo después, el cuerpo de la madre caía sobre un depósito de obra, a unos metros de sus hijas.

La muerte accidental se descartó desde el principio. El salto al vacío se produjo desde una ventana corredera. La investigación también desechó la posibilidad de que hubiera una cuarta persona en el despacho de arquitectos. La hipótesis que cobró fuerza (y que sigue siendo la principal) es que “Mireia lanzó a sus hijas y luego se suicidó”, precisan fuentes de la investigación. La madre y las dos hijas murieron como consecuencia del impacto, reveló la autopsia. Los forenses esperaban ayer los análisis para comprobar si la mujer había suministrado a sus hijas alguna sustancia, o si la había tomado ella misma.

El Ayuntamiento convocó ayer un minuto de silencio. Muchos conocían a Mireia o a su familia. Las cinco tiendas de Calzados Girona, propiedad de los padres de la fallecida, abrieron las puertas. “Es el mejor homenaje que podemos hacer”, aseguró una dependienta del comercio situado en la calle Francesc Roger. “Ella pasaba muy poco por aquí”, asegura la joven.

Fuentes cercanas al caso aseguran que la mujer estaba sufriendo una depresión. Ese episodio se pudo ver agravado por su dificultad para manejar las distintas edades de sus hijas, agregaron las mismas fuentes. El marido de Mireia fue localizado horas más tarde de las muertes. El matrimonio tiene otro hijo de siete años que, cuando sucedieron los hechos, estaba con sus abuelos.

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El psiquiatra Juan Romeu sostiene que este tipo de comportamiento se denomina suicidio ampliado. “En muchas ocasiones la persona tiene que empezar a suicidarse y, matando primero a sus hijos, llega a un punto de no retorno”. Este tipo de muertes se producen cuando la persona “llega a la conclusión de que es mejor matar a sus hijos de forma piadosa antes de suicidarse para no dejarles huérfanos”.

“Mireia, hemos fallado, te querremos siempre”, rezaba otra de las pocas cartas depositadas en la plaza.

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