Los debates hacen aflorar la corrupción como arma arrojadiza
Los escándalos de los partidos se convierten en un pim pam pum entre todas las formaciones en el coloquio organizado por 8tv
La corrupción pasó al centro de la campaña este miércoles, protagonizando gran parte de los dos primeros debates de los candidatos a Cataluña para el 20-D. Tras el celebrado por la mañana, organizado por El Periódico, por la noche fue el turno del de 8tv. Los casos de corrupción se convirtieron en un pim -pam-pum en el que todos recibieron ataques, incluso los partidos con menos escándalos en su currículo. Los que más sufrieron, Jorge Fernández Díaz, del Partido Popular, y Francesc Homs, de Democràcia y Llibertat.
Jorge Fernández hizo suyo el lema que reza que la mejor defensa es un buen ataque. Tras afirmar que "la corrupción es una de las desgracias más grandes que afecta a personas de todas ideologías", cargó contra Esquerra, contra CiU y contra el PSC por el caso 3%. El ministro defendió que la legislación española es "la más dura de Europa con los corruptos", algo que suscitó dudas en el resto de partidos.
Carme Chacón (PSC) no desaprovechó la ocasión para recordar el caso Bárcenas con contundencia: "El presidente del Gobierno le envió un SMS a un delincuente, lo que en cualquier otro país es una dimisión en cuanto se conoce. Sabemos que el PP se financió ilegalmente, y el señor Rajoy se sentó en un despacho que ha pagado con dinero negro. Tras atacar al PP, fue a por Convergència, pero Francesc Homs la frenó apuntando los casos que rodean el PSOE: "Usted no ha sido autocrítica", lamentó Homs, muy presionado por los escándalos que rodean Convergència.
El nacionalista defendió la decisión de su partido de arropar a su tesorero, Andreu Viloca, que volvió al trabajo tras estar varios días encarcelado por el 3%. Y pese a los casos que afectan CDC, sentenció: "No tenemos un problema de corrupción ni somos una formación corrupta". Los escándalos son, para Homs, "situaciones" que debe afrontar el partido. Xavier Domènech, de En Comú-Podem, fue el que más lo puso en apuros: "La corrupción afecta a la soberanía, porque los políticos no obedecen al pueblo, sino a los corruptos", afirmó, antes de apuntar que ni PP ni Convergència, los partidos más manchados, pueden aportar soluciones sobre el tema.
Gabriel Rufián (Esquerra) se puso de perfil en este tramo del debate. Tras aludir tímidamente al caso Pujol por la mañana, por la noche optó por dejar tranquilos a sus socios de CDC y cargar contra PP y PSOE. Rufián cree que Cataluña es más ejemplar contra la corrupción que España: "Aquí se hizo una comisión de investigación para revisar 23 años de Gobierno, algo impensable en España, porque mientras tanto se estaba jugando al Candy Crush".
ERC no salió ilesa del debate. Juan Carlos Girauta (Ciutadans) y Fernández Díaz reprocharon a Rufián que los republicanos expulsaran a la concejal que denunció el 3%. Incluso salió a relucir la condena al exconsejero Jordi Ausàs: "Algunos van de puros por el mundo, pero ERC tiene un consejero que hacía contrabando", recordó Fernández Díaz, después que Rufián asegurara que en ERC nunca ha habido corrupción. Girauta tuvo que defenderse frente al republicano por haber permitido a PP y a PSOE gobernar en Madrid y Andalucía, y optó por soltar un dardo a En Comú-Podem, aludiendo al "nepotismo en las nuevas formaciones".
En el debate sobre la independencia, los rifirrafes sobre el pasado se impusieron sobre el devenir del proceso soberanista. Hubo choques por Josep Tarradellas, por Ramon Trias Fargas y por la Constitución. Rufián calentó el debate al justificar una afirmación que hizo el sábado: que la Constitución había sido suscrita por "fascistas". Girauta se mostró muy indignado, al recordar que uno de los padres de la Carta Magna, Jordi Solé Tura, fue un "demócrata de los pies a la cabeza". También Jorge Fernández Díaz, que recordó que el 90% de los catalanes votaron el texto. Domènech intervino para apuntar que, si bien calificar la Constitución de fascista era "excesivo", si que era cierto que Manuel Fraga se reivindicó, con orgullo, como tal.
A la hora de poder alternativas, no hubo novedad: para Democràcia i Llibertat y Esquerra, la única alternativa es la independencia. Ambas formaciones fueron muy críticas por la negativa del Estado a hacer un referéndum sobre la independencia, y coincidieron en que su papel en el Congreso será defender el secesionismo. En este tramo sacó pecho Domènech, que puso en valor que su partido sea el único que reivindica que los catalanes pueden votar sobre su independencia: "Tendremos un grupo parlamentario propio y llevamos en el programa que se haga un referéndum. Hemos construido las alianzas para que esto sea posible en el Estado". Su propuesta va más allá que la que hizo Duran, que defiende una reforma constitucional que establezca la singularidad catalana en una disposición adicional.
Ciutadans buscó diferenciarse del PP en su discurso, aludiendo a que es una formación nacida en Barcelona y la única presente en todo el Estado que tiene la sede central en la capital catalana. "El pulso con respecto a lo que sucede en Cataluña lo tenemos". El encontronazo entre los partidos contrarios a la independencia lo tuvieron Fernández Díaz y Chacón: mientras que la socialista equiparaba a Mariano Rajoy y Artur Mas como responsables de la situación, el popular dudaba de la capacidad de Pedro Sánchez para imponer la ley en Cataluña. Ante la réplica de Chacón, que recordó el recurso al Estatuto, el ministro acusó a la socialista de dejadez de funciones, al abandonar el Congreso esta última legislatura: "Usted se fue a Miami cuando empezó el proceso soberanista".
Tras el doble debate de ayer, los candidatos a las generales volverán a verse las caras el próximo jueves 17, en el que será el último coloquio a seis de la campaña. Lo organizará la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales.
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