Maravillas editoriales de Alicia

Fue el 4 de julio de 1862 cuando Alicia se adentró por primera vez en la madriguera de un conejo blanco —que tenía mucha prisa— para iniciar un viaje alucinante. Alice Liddell, la niña de 10 años en la que se inspira esta historia, paseaba en bote por el Támesis con sus hermanas y el escritor, matemático, lógico y fotógrafo Lewis Carroll cuando le pidieron que les contara una historia. Como Carroll era un hombre de ingenio e imaginación desbordantes, de ahí surgió Alicia en el País de las Maravillas. Dos años más tarde, Carroll le regaló a Liddell el manuscrito ilustrado por él mismo (esta versión se titulaba Las aventuras subterráneas de Alicia) y en 1865 el editor Alexander MacMillan publicó la primera edición, ilustrada por John Tenniel. En 1871 apareció la segunda parte, Alicia a través del espejo, para muchos superior a la primera.

La historia de Alicia, el Gato de Chesire, el Sombrerero Loco, la Reina de Corazones y todos los demás personajes se convirtió en atemporal y universal y desde entonces se han realizado infinidad de ediciones. El 26 de noviembre se cumplen 150 años de la primera y La Casa Encendida muestra una buena colección de ellas recopilada por Inma Carroquino.

Son 80 ejemplares (el más antiguo data del 1900), entre los que se encuentran la primera edición española, publicada en 1927 por la editorial Juventud, o un psicodélico ejemplar de las 2.500 copias que ilustró y firmó Salvador Dalí en 1969. “Alicia es una historia fascinante para los niños, que no pasa de moda, porque no es en absoluto moralizante. Es una niña que hace lo que quiere, se rebela contra la sociedad de la época y eso les llama la atención”, dice Carroquino. Aunque el relato, a juzgar por su longevidad en el imaginario popular y el número de versiones cinematográficas (de Walt Disney a Tim Burton), también cautiva a los adultos por sus críticas implícitas al egoísmo, la injustica o al mal gobierno.

La comisaria tiene una colección particular de 800 ediciones del cuento que comenzó cuando estudiaba Psicología, hace 20 años, y abordó El juego de la lógica, de Carroll. Ahí comenzó su pasión: empezó buscando por mercadillos y librerías de viejo, mientras que sus amigos le traían ediciones raras de otros países. “El boom ocurrió con la aparición de Internet”, cuenta. “Yo fui una de las compradoras pioneras de libros por la Red. Recuerdo que desde Estados Unidos no me los querían enviar porque decían que España estaba muy lejos. Muchas veces me he quedado en subastas online hasta la madrugada, por ejemplo para conseguir el ejemplar de Dalí”.

Sobre la polémica relación entre Lewis Carroll y la joven Alice, la comisaria prefiere no mojarse. “No se sabe a ciencia cierta si el escritor estaba enamorado de Alice o si es cierto que le pidió matrimonio. Muchas partes de sus diarios no se conservan. Lo que sabemos es que la familia Liddell rompió relaciones con el escritor pero las hermanas conservaron la amistad hasta la edad adulta”.

La colección expuesta es también una muestra de la evolución del arte de la ilustración, y también, inopinadamente, un mapa geopolítico de cada época: “En ciertos momentos se veía gran diferencia entre las ediciones extranjeras, mucho más modernas, y las españolas, que eran bastante cursis”, concluye la comisaria. Hasta Alicia lo notaba.