La moda (en fotos) irrumpe en el Museo del Diseño
Una exposición explica la fotografía desde la alta costura a las corrientes futuristas
La fotografía ha sido un elemento indispensable para transmitir el concepto de la moda. Sin embargo, como género fotográfico es poco estudiado. Hace cinco años, fotógrafos especializados junto con Pilar Vélez, actual directora del Museo del Diseño, decidieron dar forma a una colección de fotografía de moda representativa del siglo pasado y especialmente de su segunda mitad. El resultado de ese trabajo de búsqueda y selección es la exposición Distinción. Un siglo de fotografía de moda que pretende explicar la evolución y el concepto de la moda, que va más allá de la pura vestimenta.
Son 160 fotografías seleccionadas de 38 profesionales de la imagen de la moda de Cataluña y del resto de España: Ramon Batlles, Josep Compté, Antoni Bernad, Adler & Fresneda, José Manuel Ferrater, Oriol Maspons, Leopoldo Pomés, Manuel Outumuri y Carles Roig; entre otros. “Me atrevo a decir que es la primera colección pública de España de fotografía de moda”, sostenía la directora del museo. Además de las que están expuestas, se puede ver la totalidad de los fondos de la colección —464 fotografías— en sistemas telemáticos.
“El nombre de "Distinción" de la exposición quiere reflejar lo que es la esencia de la moda: elegancia y también porque es diferente”, resumía el comisario de la muestra e historiador de fotografía, Juan Naranjo. Son siete ámbitos que muestran un recorrido cronológico y temático de la fotografía de la moda. Desde lo que se considera su inicio, muy ligado al modernismo de la mano de Pere Casas Abarca con imágenes de 1902 y 1903, pasando por la consolidación de la alta costura en los años 30 hasta llegar al impacto que tuvo Alta Costura, la primera revista de moda en España, en la década de los 40, que proyectaba un modelo de mujer de carácter seductor y misterioso muy asociado a las estrellas de Hollywood.
“A finales de los 50 los fotógrafos de moda deciden sacar a las modelos y llevarlas a lugares no habituales, como cuadriláteros de boxeo”, explicaba Naranjo. De esa época es una curiosa fotografía de Maspons que retrató a una modelo con un vestido de Santa Eulàlia entre carretones del Born. Luego llegó el declive de la alta costura y la irrupción en los años sesenta de los movimientos artísticos, contraculturales y el pop art. “Es la época del fin de las modelos de señoras de 50 años muy arregladas e irrumpen las jóvenes con tejanos y medio vestidas”, subrayaba el comisario de la exposición.
Cuando París dejó de ser el eje central de la moda y dio el relevo a Londres, que se convirtió en el centro del prêt-a-porter. ¿Y ahora? “Se podría decir que en las últimas décadas ya no hay fotos de moda estrictamente española porque con la moda también se ha dejado de ser local para ir a lo global”, comentaba uno de los fotógrafos copartícipe de la exposición. Tal vez por ese fenómeno, son marcas internacionalizadas —algunas de ellas españolas —las que se ven en las últimas salas.
264.251 visitantes en el primer año de vida del Museo
El Museo del Diseño abrió sus puertas prácticamente hace un año, un tiempo en el que el equipamiento —uno de los más grandes de la ciudad y más caros, costó 101 millones— se ha ido asentando. Ayer, en la presentación de la exposición de fotografía de la moda, la directora del museo, Pilar Vélez, lo resumía en una frase: "parece que ya somos un museo de verdad". Para la responsable de comandar un gran y complejo equipamiento la sensación es de que un año después "ya" se ha acabado la inauguración. Desde el Institut de Cultura de Barcelona se valora satisfactoriamente el primer año de vida del centro por el que han pasado 264.251 visitantes por las cuatro salas de las exposiciones permanentes: Del món al museu, Extraordinàries!, El cos vestit y El disseny gràfic. Cada una de ellas ocupa una de las cuatro plantas del centro. Entre esos visitantes también se cuentan los que pasaron por la exposición temporal Diseño para vivir de la que un modelo de dron — el Flyox I— es la singular herencia que se ha quedado en el estanque que flanquea el Museo.
Un gran edificio en el que pasan muchas cosas más porque, además de la biblioteca, acoge otras actividades y exposiciones que organiza el Foment de les Arts i el Disseny (FAD) y el Barcelona Centre de Disseny (BCD). Y un año en el que, pese a que la plaza de las Glòries sigue en su estado natural —en obras —, la zona perimetral al museo tiene un aspecto más amable, especialmente desde que se instalaron tumbonas y mesas en el lado más próximo als Encants, una superficie que al caer la tarde se convierte en una zona de juegos con un sistema de luces en el pavimento. “Y el año que viene pasarán cosas muy importantes en el Museo”, promete su directora.
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