Santa Cecilia llora por Oskorri
La banda pone fin a más de 45 años de estrecha unión con la cultura vasca
Santa Cecilia, la patrona de los músicos, lleva dos días llorando desconsoladamente sobre Bilbao, sobre Bizkaia y sobre las cabezas de miles y miles de seguidores de Oskorri, la banda de música popular vasca más luchadora, innovadora, solidaria, y también veterana, liderada por el vocalista e instrumentista Natxo de Felipe. Hoy se despiden con dos conciertos en el teatro Arriaga en Bilbao.
Después de 45 años poniendo una parte sustancial de la banda sonora a Euskadi hoy concluyen su gira en un país radicalmente diferente al que empezaron a cambiar con sus letras, cuando desafiaban a las autoridades que prohibían en uso del euskera, tocando y cantando casi a escondidas. Oskorri ha ido y vuelto varias veces a la luna en furgoneta, pero sobre todo, con su compromiso con la cultura vasca ha acercado y ha democratizado esta a varias generaciones de vascos a lo largo de más de 3.000 conciertos y casi 500 canciones grabadas.
Su creatividad ha logrado seducir a los amantes del pop, del rock y del jazz, con propuestas arriesgadas, casi siempre, que, pese a todo, han sintonizado con la rebeldía propia de los más jóvenes, con los padres y madres primerizos que se asomaban al mundo laboral y de la familia, y también con el mundo de quienes, ya con canas, saborean la buena música que les recuerda todas y cada una de esas etapas vividas.
En 2005 repartieron el disco Doktor Do Re Mi a todos los niños donostiarras que nacieron ese año, y con Desertore ascendieron a las listas de Japón Bielorrusia y Australia, entre otros sitios desconectados totalmente de Euskadi. "Somos un producto atípico de un país atípico, el tener varias vidas paralelas nos ha oxigenado, y nos hemos metido en territorios que no eran los nuestros y han resultado experiencias muy satisfactorias", dijo Natxo de Felipe a EL PAÍS en 2005.
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