Las víctimas políticas del proceso
La deriva soberanista ha fracturado partidos y alianzas y ha hecho emerger nuevos líderes
Entre el blanco y el negro existe una amplia gama de grises, pero el proceso político catalán ha simplificado el debate ideológico entre partidarios y detractores de la independencia, de manera que las posturas intermedias, terceristas, o como se les quiera llamar, han sufrido lo suyo para abrirse paso y son los que han pagado en mayor medida las consecuencias.
La factura más alta la ha pagado el PSC, donde habían cohabitado un alma catalanista con posiciones más españolistas, así como la federación de Convergència i Unió, que ha acabado rompiéndose, e Iniciativa per Catalunya, cuyos líderes han acabado barridos. Estas son las principales víctimas del proceso.
Pere Navarro. El primer secretario general del PSC abandonó el cargo en junio de 2014. Muchos de los que le auparon al liderazgo le abandonaron después hasta forzar su renuncia tras el pésimo resultado en las elecciones europeas que ganó Esquerra Republicana. Fue el colofón a un desgaste imparable a causa de las ambigüedades del partido con el proceso, con continuas críticas y desautorizaciones de algunos dirigentes a Navarro e incluso la rebelión interna en el grupo parlamentario.
Ninguna organización como el PSC ha sufrido tanto en sus carnes los efectos del proceso soberanista. Y no solo en clave interna, pues la relación entre el PSC y el PSOE alcanzó un momento máxima tirantez cuando Navarro ordenó que los diputados catalanes votasen en el Congreso a favor de la consulta, en febrero de 2013. Fue la primera vez que los socialistas catalanes votaron diferente del resto de su grupo. La única que no hizo caso fue la exministra Carme Chacón, quien dos años y medio después le ha pasado factura a Navarro al confeccionar las listas para las generales y vetarlo como número dos por Barcelona, que es lo que pretendía el que fuera alcalde de Terrassa durante más de una década.
Su dimisión como líder del PSC hizo emerger a Miquel Iceta, quien afirma que no pudo hacer más de lo que hizo cuando se elaboraron las listas, pero parece que tomó buena nota y no está dispuesto a que Chacón le vuelva a ganar una batalla. Navarro busca trabajo y no descarta volver a emerger en política con el paso del tiempo.
Joan Ignasi Elena, Rocío Martínez Sampere, Marina Geli, Àngel Ros y Núria Ventura protagonizaron una rebelión interna en el grupo parlamentario del PSC y se desmarcaron de sus compañeros al no participar en la votación de la declaración soberanista. Fue el inicio de un distanciamiento que culminó con la entrega del acta de diputado, en el caso de Elena, Ros y Martínez al final de la legislatura, o bien con el abandono del grupo (Geli) o el distanciamiento del partido. Otros cuadros socialistas que estaban llamados a liderar el socialismo catalán acabaron encontrando acomodo en otros destinos, como Jordi Martí, ahora gerente del Ayuntamiento de Barcelona, o Laia Bonet, directiva de Aigües Ter Llobregat.
Joan Herrera. El todavía coordinador general de ICV, al contrario que Navarro, ha anunciado que dejará la política en primavera, cuando la asamblea de la formación escoja a un nuevo líder. Los titubeos de los ecosocialistas al inicio del proceso también tensaron las costuras de la formación, aunque en menor medida y las fugas que sufrieron fueron mínimas. Iniciativa supo navegar entre dos aguas con no pocas contradicciones y acabó dando libertad de voto a sus militantes para la consulta del 9-N, aunque surgió una corriente independentista.
Herrera se hizo la foto con Artur Mas y Oriol Junqueras el día que se anunció la pregunta y la fecha de la consulta, pero ICV acabaría descolgada del acuerdo. La nueva política y la irrupción de Podemos aceleraron el final político de Herrera, que dio un paso atrás para facilitar la renovación en las listas del Parlament del 27-S con Catalunya Sí que es Pot, pero que acabó apartado para las listas del Congreso para el 20-D por las condiciones de Ada Colau. Herrera es licenciado en Derecho y se plantea ejercer de abogado.
Dolors Camats. Ha corrido una suerte parecida a la de Herrera y la próxima primavera también dejará de ser coordinadora general, abandonará la política y buscará empleo. Alineada con el alma independentista de ICV, Camats ocupa de manera simbólica el número 27 por Barcelona en la lista En Comú Podem.
Josep Antoni Duran Lleida. El líder de Unió inició su carrera política en el Ayuntamiento de Lleida en 1979 y en las próximas elecciones generales parece jugar su última carta política. Las encuestas no prevén que revalide el acta de diputado y mucho más difícil será que mantenga las ventajas derivadas de la presidencia de la comisión de asuntos exteriores del Congreso que ha ocupado esta legislatura. Después de tantos años de dimes y diretes, el matrimonio que CDC contrajo con Unió al inicio de la democracia se rompió por causa del proceso. Y no solo se partió la federación, sino el propio partido democristiano tras un referéndum interno muy ajustado.
La derrotada ala independentista creó Demòcrates de Catalunya, al que se sumó la expresidenta del Parlament Núria de Gispert, alejada también de la actividad política en la actualidad, y cuadros del partido como Antoni Castellà, que repitió como diputado, ahora por Junts pel Sí. Duran Lleida, en previsión del escenario político que pudiera venir, se dio de alta como abogado hace ahora un año.
Joana Ortega. La vicepresidenta de la Generalitat abandonó el cargo cuando Unió rompió con Convergència y desde entonces busca trabajo. Ortega tenía el corazón partido entre seguir en Unió o sumarse a la singladura con los escindidos. Al final, ni una cosa ni otra, porque conserva el carné de Unió, pero no asiste a ninguna reunión de los órganos de dirección, pues sus diferencias con Duran Lleida siguen persistiendo. Se hace muy difícil pensar que pueda volver a la primera línea de la política y ahora le puede ser de utilidad la licenciatura de Psicología que logró con polémica incluida hace tres años, cuando se descubrió que le faltaba por aprobar “una asignatura y media”.
Ramon Espadaler. La ruptura de CiU le llevó a dimitir como consejero de Interior, pero no se dio por vencido y el 27 de septiembre se presentó como cabeza de lista de Unió al Parlament. No obtuvo el acta de diputado, por lo que su continuidad profesional en la política se antoja muy complicado.
Alicia Sánchez-Camacho. La todavía presidenta del PP de Cataluña saltó como candidata a la Generalitat en las elecciones del 27 de septiembre, pese a que el partido logró con ella en 2012 los mejores resultados en unas autonómicas. Su contemporización inicial con CiU y la necesidad de un discurso duro de la mano de Xavier García Albiol explican el relevo. La pasada legislatura fue diputada autonómica y senadora, un caso insólito en política, y ya se ha acomodado como número 3 al Congreso.
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