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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los dos ejes del 20-D

En las elecciones generales los ciudadanos podrán elegir entre izquierda y derecha, pero también entre viejas y nuevas formaciones

Milagros Pérez Oliva

Está claro que en las elecciones catalanas se impuso el eje identitario por encima de cualquier otro y el resultado es bien conocido. Pero, ¿qué ocurrirá en las próximas elecciones generales del 20-D? ¿Cuántos ejes entrarán en juego y cómo se posicionarán los electores? Este es el rompecabezas que ahora ocupa a políticos y politólogos. La respuesta no es sencilla, pero acaba de salir un libro que puede ayudar a navegar por estas cuestiones. Se titula Aragón es nuestro Ohioy es obra de un colectivo de politólogos denominado Piedras de Papel. Contrariamente a lo que sugiere el título, no habla de Aragón, sino de cómo se vota en España, y resulta muy útil para entender muchas de las claves de la política.

Así, en España el eje predominante sigue siendo el ideológico, el eje izquierda/derecha. Y de acuerdo con el European Election Survey de 2014, España es el país europeo en el que más ciudadanos se definen como de izquierdas: el 39% de los votantes se sitúa por debajo del 4 en una escala de izquierda a derecha de 0 a 10, frente a un 25% en el resto de Europa. Y esa proporción permanece invariable desde hace tiempo.

Pero ser de derechas o de izquierda en nuestro caso se asocia más con valores de tolerancia y libertades individuales que con opciones económicas. Sobre las políticas de Bienestar y el papel del Estado en la economía hay un consenso bastante amplio, al margen de las ideologías, que no se da en otros países. En concreto, el Estado de Bienestar goza entre los españoles de muy buena salud y si se les pone en la disyuntiva de pagar menos impuestos o expandir los servicios públicos, se inclinan más por lo segundo.

España es también un país atípico en la relación entre ideología y renta. Aunque el PP cosecha más votos en las capas acomodadas y el PSOE en las medias y bajas, las diferencias no son muy acusadas. Hay votos de derecha y de izquierda en todos los niveles de renta, aunque sin llegar al extremo de Sant Cugat, donde la CUP fue en las pasadas municipales el segundo partido más votado después de CiU. Habrá que ver, sin embargo, si el aumento de la desigualdad y la pobreza, y los efectos del paro de larga duración consolidarán un mayor deslizamiento hacia la izquierda.

Especialmente interesante es la evolución de los jóvenes. De entrada, son menos. Si en 1971 los menores de 35 años suponían el 57,4% de la población, ahora representan el 39,5%. Y parece que más centrados: mientras en 1982 el 51,9% se ubicaba en la izquierda o la extrema izquierda, ahora lo hace el 38,9%. Su voto puede ser decisivo. Hasta ahora, cuanto menos iban los jóvenes a votar, mejores resultados obtenía el PP. Desde el 15-M, sin embargo, los jóvenes están mucho más movilizados, están más informados y se interesan más por la política.

<CS8.6>Además del ideológico, en las elecciones de diciembre contará también un nuevo y potente eje: el de vieja/nueva política. Las encuestas marcan un claro declive del bipartidismo en favor de dos formaciones de nuevo cuño: Podemos y Ciudadanos. En claro contraste con el electorado del PP y el PSOE, los votantes de estos dos partidos emergentes tienden a ser jóvenes, urbanos y con alto nivel de estudios. Es curioso que aunque ambos rechazan situarse en el eje izquierda-derecha, los ciudadanos les tienen ubicados: un 76% coloca a Ciudadanos entre PSOE y PP y un 87% sitúa a Podemos entre el PSOE y la extrema izquierda.

</CS>Pero más allá de las percepciones, hay datos: un 25% de los votos de Podemos son de antiguos votantes socialistas y otro cuarto de ex votantes de IU o similares. Y un dato interesante: casi un tercio son de antiguos abstencionistas o nuevos votantes. Y un 40% de los votantes de Podemos tiene menos de 35 años. Ciudadanos, por su parte, atrae sobre todo a votantes populares y de UPyD. Los exvotantes socialistas son relativamente pocos y apenas atrae a nuevos votantes. Dicho de otro modo: mientras Podemos se nutre en gran parte de abstencionistas y nuevos votantes, Ciudadanos crece a costa de lo que arrebata a otras siglas. Otra diferencia es que el partido de Iglesias tiene más apoyos entre las rentas bajas y el de Rivera entre las altas: mientras Podemos es el partido más atractivo en el 20% de la población con menores ingresos, Ciudadanos lo es en el 20% con ingresos más altos.

Estos van a ser algunos de los elementos que van a entrar en juego el 20-D, con una particularidad: que según los politólogos de Piedras de Papel, los ciudadanos tienden a elegir primero en función del eje izquierda/derecha y después entre lo nuevo o lo viejo dentro de cada bloque ideológico.

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