El séptimo arte frente al botellón
El Ayuntamiento de Valencia ofrece a los jóvenes entradas gratis al cine contra hábitos de ocio no saludables
El séptimo arte como antídoto al botellón. Decenas de jóvenes disfrutan los fines de semana de octubre en salas cinematográficas o al aire libre de cortometrajes de cine mudo de Buster Keaton, acompañados de música en directo, o del último thriller de Alejandro Amenábar. Son sesiones gratis, con aforo limitado a 50 o 60 plazas y para las que hay que inscribirse con antelación. La acogida en la capital valenciana ha sido entusiasta. Largas colas el pasado sábado en uno de los cines más céntricos y localidades agotadas días antes corroboran el éxito de la medida.
La iniciativa se conoce como Viu la Nit (vive la noche) y es un programa de la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Valencia que ofrece ocio nocturno cultural como alternativa a otros hábitos no tan saludables que tienen que ver con el consumo de alcohol. De hecho, un informe alertaba hace pocos meses de que el consumo excesivo de alcohol se reducía en los 40 países de la OCDE pero la juventud frenaba la mejora de las estadísticas. La buena noticia era que España dividía casi por dos su tasa de alcoholismo en los últimos 30 años.
A la Corporación de la tercera capital de España le preocupa que grupos de jóvenes se citen al aire libre y se relacionen solo en torno al alcohol. Y es que el botellón se ha convertido también en un problema de convivencia ciudadana. Es prácticamente imposible controlarlo y no hay asociación de vecinos en los principales barrios de la ciudad que no se queje a las autoridades por el ruido y la suciedad que acompañan a esta práctica.
“No nos mueve criminalizar el botellón y tampoco se entregan entradas gratis al cine o al teatro como solución paliativa”, justifica Joaquín Flores, asesor de la Concejalía de Juventud, quien advierte de que la experiencia estaba programada por el anterior equipo de gobierno. Valencia necesita espacios para que los jóvenes hagan más cosas que beber.
El nuevo gobierno local —una coalición integrada por Compromís, socialistas y València en Comú—, que preside Joan Ribó, lanzará en noviembre Cultura Jove (cultura joven), un plan más elaborado dirigido a la juventud que, además de ofrecer acceso gratuito a espectáculos —cine, teatro, festivales, rutas nocturnas por la capital y actividades parecidas— quiere que los jóvenes gestionen espacios públicos y establezcan las prioridades de gasto de la concejalía que dirige la edil de València en Comú María Oliver.
“No se trata de entretener a los jóvenes, en el sentido paternalista, sino de incentivar a través de la cultura su espíritu crítico. Los que mejor saben lo que necesitan son ellos”, advierte Flores de un colectivo atrapado entre los empleos por horas y altas tasas de paro.
Valencia se propone que sus 14 centros de juventud municipales sean autogestionados por colectivos juveniles o por el propio Consejo Valenciano de la Juventud. Los técnicos buscan otras líneas de apoyo para incentivar su emancipación del hogar familiar, con alquileres de viviendas asequibles, porque “a veces el botellón tiene que ver con el hecho de no disponer de privacidad, de un espacio propio y tener que buscarlo en la calle”. Los datos del Consejo de la Juventud de España constatan que hay un problema: ocho de cada 10 menores de 30 años viven en casa de sus padres.
Joaquín Flores insiste en que los estudios y encuestas que ha realizado el Consistorio no revelan que el botellón sea en Valencia un problema de salud pública. “No hay conciencia de que se organicen botellones para excederse en el consumo de alcohol”, subraya el técnico municipal en referencia al colectivo juvenil. El asesor defiende a capa y espada políticas que el resto de Europa ha puesto en práctica hace lustros, como la autogestión de espacios o la participación directa en los presupuestos públicos.
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