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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ciutadans

De su falta de ideología, nace un partido programado para el votante decepcionado, indeciso y hasta para el que no vota

J. Ernesto Ayala-Dip

Del programa de C´s, explicitado en su propaganda para las pasadas elecciones del 27S, me llamaron la atención dos apartados. A uno lo encabeza el eslogan “Una Cataluña sin bandos”. Al otro, “Bajaremos los impuestos”. Me gustaría comentar ambos asuntos, porque me parece que de ambos se desprende el carácter indeterminado y gaseoso de este partido, aunque los equipos de simulación (de lo que no son) y disimulación (de lo que son) funcionen a pleno rendimiento. C´s ya no es un partido que prometa. Cuando nació, su suelo sociológico era una incógnita. Pero con veinticinco escaños en el parlamento catalán, además de su posición determinante en varios ayuntamientos del resto de España, ya tenemos una idea aproximada de sus caladeros de votos. Caladeros, nos guste o no, sorprendentemente transversales. Lo que no creo que se pueda calcular es su techo. Aunque sospecho que ello está directamente ligado a lo mejor o peor que lo hagan sus adversarios en las próximas citas electorales, entre ellas, las del 20 de diciembre.

“Una Cataluña sin bandos”. En este apartado, C´s hace alusión a fronteras, a los lazos que unen a catalanes y “el resto de los españoles” y a la defensa de los intereses de los catalanes frente al gobierno central y demás comunidades autónomas. No dudo de la buena fe de todas estas propuestas. Y sin embargo me quedan dudas. Por ejemplo, dudas de que cuando los dirigentes de C´s (Inés Arrimadas y Albert Rivera) insisten machaconamente de que la línea que separa a la izquierda y la derecha ideológicas ya no existe, no se estén refiriendo a los partidos de izquierdas y de derechas también como bandos, que ellos no mencionan como tal en su programa, pero que lo piensan, tal es su engrasada maquinaria de grosera simplificación. Como si los partidos políticos no dataran del siglo diecinueve, al socaire de las luchas para hacer que de una vez para siempre los trabajadores vivieran en condiciones humanas y dejaran de auto aniquilarse por cuatro perras durante doce horas de diarias. Es evidente que en el partido de Albert Rivera nadie se ha parado a pensar nunca, por ejemplo, en la tragedia de la Comuna de París y en la feroz represalia posterior, como un asunto en el que estaban en juego dos naturalezas ideológicas enfrentadas por el capital. Si pensaran en asuntos históricos tan trágicos como estos, seguramente caerían en la cuenta, que salvando todas las distancias, que hoy todavía hay gente en muchos lugares del mundo que sigue viviendo miserablemente como en el siglo de Dickens. Sin contar, claro, los cuatro millones largos de parados en España a los cuales nunca se refieren, no fuera que tuvieran que comprometerse con una política de izquierdas o derechas.

 Cuando el C´s  hace gala de su centralidad nos están informando de su condición de partido desideologizado

“Bajaremos impuestos”. El mantra de siempre pera ganar votos. Desconozco si las primeras espadas de C´s conocen el concepto de “Economía vudú”. También conocido como “La curva de Lafter”, porque quien la esgrimió, como quien se saca un conejo de la chistera, fue el economista norteamericano Arthur Lafter. La leyenda dice que Lafter, asesor del entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, le dibujó, en una servilleta del restaurante donde se habían reunido para hablar de la futura política económica, una gráfica en forma de campana. En ese prosaico papel, el trazo de abscisas y ordenadas le garantizaban a Reagan que si bajaba los impuestos, la recaudación aumentaría. Evidentemente, la recaudación no aumentó, porque el ex actor de Hollywood solo bajó los impuestos directos a las rentas más elevadas y subió los impuestos indirectos, quebrando el principio de progresividad (José Carlos Díez, La economía no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla, 2015).

Así que esto es lo que ofrece el C´s. Cuando hacen gala de su centralidad nos están informando de su condición de partido desideologizado. Y de esa falta de compromiso ideológico, nace un partido programado para el votante indeciso, el decepcionado e, incluso, para el que nunca ha votado. Pero también para el nuevo rico y el que se ha creído a pie juntillas el discurso de la modernidad política. Por todo esto, a Ciutadans no hay por dónde cogerlo. Desde la FAES, lo vinculan al PSOE. Otros no dudan en vaticinar que si al PP le hiciera falta apoyos para cubrir la mayoría que presumiblemente no obtendrá en las próximas elecciones, C´s se los dará. Otros los ningunean, que es otra manera de temerlos. En resumen, un partido con un futuro esplendoroso. Si nada ni nadie hacen algo para desnudar su peligrosa insustancialidad.

J. Ernesto Ayala-Dip es crítico literario

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